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Curiosity consiguió más pruebas de que existió un lago en Marte

Según datos recogidos por el robot explorador de la NASA, el monte Sharp, formado dentro del cráter Gale, podría estar formado por los sedimentos depositados en el lecho acuoso hace millones de años

Los datos recogidos por el robot explorador Curiosity revelan que el monte Sharp, formado dentro del cráter Gale, podría estar formado por los sedimentos depositados en el lecho de un lago hace millones de años, informó este lunes la NASA.

Miembros del equipo del equipo investigador de Curiosity señalaron en una rueda de prensa que estos hallazgossugieren que Marte tuvo un clima más cálido que permitió que hubiera sistemas de agua y lagos durante un largo periodo de tiempo.

Ese tiempo fue “el suficiente para que los sedimentos formaran el monte”, indicó Michael Meyer, director científico del programa de exploración a Marte de la NASA.

Meyer señaló que para los investigadores es un reto el descifrar cómo se formó esta montaña de unos 5 kilómetros de alta, compuesta por capas de rocas, que podrían haberse constituido con sedimentos de río y partículas depositadas por el viento.

“Las observaciones que hemos hecho hasta ahora apoyan esa hipótesis”, indicó John Grotzinger, del Instituto Tecnológico de California en Pasadena (EEUU), quien señaló que esperan poder probarla con más análisis durante el próximo año.

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Curiosity está investigando las capas de sedimentos más bajas de la montaña, una sección de rocas de unos 150 metros en la llamada formación Murray, que podrían ser sedimentos superpuestos transportados por ríos y una vez evaporada el agua moldeados por el viento.

La otra pregunta por resolver es si ese agua existió el tiempo suficiente como para que se diera la vida microbiana.

En hallazgos anteriores, Curiosity detectó elementos como azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono, algunos de los ingredientes químicos esenciales para la vida.

“Marte en la actualidad es un planeta seco, árido y ventoso pero alguna vez fue un planeta formado por agua”, señaló Ashwin Vasavada científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en California, quien señaló que si su hipótesis se mantiene “desafía la noción de que las condiciones cálidas y húmedas fueron transitorias, locales o sólo subterráneas en Marte“.

La implicación del clima es un elemento clave en este proceso, de acuerdo con ese experto.

Según explicó, la atmósfera tendría que ser más gruesa para que las temperaturas fueran más elevadas y permitieran que el agua se mantuviera en forma líquida, “pero, por ahora, no sabemos cómo se consiguió”.

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Los científicos tienen previsto dirigir a Curiosity a zonas más elevadas de la montaña para realizar nuevos experimentos que les ayude a determinar cómo la atmósfera y el agua interactuaron con esos sedimentos y a analizar cómo cambió la química en los lagos cambió a lo largo del tiempo.

El vehículo explorador partió el 26 de noviembre de 2011 en un cohete Atlas desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida (EEUU), y descendió el 6 de agosto de 2012 en el cráter Gale con la misión de averiguar si en Marte se dieron las condiciones para albergar vida.

En sus primeros doce meses, el robot descubrió un antiguo lecho de curso de agua y recogió muestras de suelo y la atmósfera suficientes como para que los científicos concluyan que puede haber habido vida allí hace miles de millones de años.

En julio de 2013, Curiosity concluyó su investigación en el área conocida como bahía de Yellowknife y emprendió viaje con rumbo al suroeste hacia la base del monte Sharp, adonde llegó en septiembre de 2014.

Curiosity, con una longitud de unos tres metros, tiene el tamaño de un carrito de golf y es el doble de grande y cinco veces más pesado que sus predecesores, los robots Spirit y Opportunity, lanzados en 2003.

Se trata también del robot mejor equipado, con diez instrumentos de tecnología punta como el instrumento de difracción de rayos X (CheMin), que analiza químicamente los minerales recogidos por Curiosity con su brazo robótico, o la estación medioambiental REMS, diseñada y construida en España.

EFE

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