La mayoría de los adultos mayores de 50 años aceptan que sus trastornos de sueño son una parte inevitable de su envejecimiento, pero, muchas veces, los problemas para dormir no van tan ligados al hecho de hacernos mayores, afirma Jesús Escribá, médico neurofisiólogo del Hospital Casa de Salud y experto en patología del sueño. coincidiendo con la celebración hoy, 15 de marzo, del día mundial del sueño, que organiza la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) y su lema es “Dormir bien, envejecer con salud”, de forma que este año se resalta la importancia que dormir bien tiene en la población de mayor edad y, en general, para nuestra salud.
Una reciente investigación demostró que los problemas de sueño en los ancianos son mayormente secundarios a otros problemas de salud: trastornos respiratorios, cambios en las rutinas circadianas, incremento en el consumo de fármacos y todos estos factores contribuyen decisivamente a disminuir la calidad y cantidad de sueño que, a su vez, repercute de forma muy negativa agudizando las patologías descritas, creándose un bucle de muy difícil solución a veces.
Es importante consultar con un especialista en medicina del sueño y evitar en lo posible los fármacos que ayudan a dormir porque, tomados de forma continuada durante meses, también pueden ser muy peligrosos.
Según Escribá, “las personas que toman regularmente pastillas para dormir mueren antes y muchos trastornos del sueño pueden solucionarse óptimamente sin medicación”
Precisamente para facilitar el contacto entre pacientes y profesionales y poder ayudar a esos ‘malos dormidores” a tener felices sueños, el Instituto de Medicina del Sueño celebra el próximo viernes 15 de Marzo el Día Mundial del Sueño con una jornada de consultas gratuitas a distancia a través de su portal web www.dormirbien.info
“Envejecer con salud; mejor tener felices sueños”
Desde el Instituto de Medicina del Sueño, que dirige Jesús Escribá, se afirma que “el tiempo que un anciano necesita dormir es menor ya que, por ejemplo, la demanda de crecimiento y desarrollo ya no es tal pero su calidad de sueño sigue siendo muy importante para asegurar la función reparadora del cuerpo mientras dormimos”
Sin embargo, los trastornos del sueño “disminuyen drásticamente la calidad de vida de nuestros mayores, aumentan la probabilidad de padecer cuadros de ansiedad y depresión y, sobre todo, afectan a la memoria y órganos de los sentidos, pudiendo provocar serio deterioro cognitivo y reducción significativa de su autonomía para las actividades de la vida diaria, generando, por ejemplo, problemas de caídas y desorientación que, en ocasiones, han desencadenado accidentes incluso mortales”.
Además, matiza Escribá “los problemas de sueño más comunes a esta edad como el síndrome de apnea-hipopnea de sueño o el insomnio, pueden ser perfectamente prevenidos y, en su defecto, tratados de forma eficaz.”
Fallecidos con el síndrome de apnea
Recientemente investigadores norteamericanos publicaron un estudio en el que, tras valorar a 2.242 participantes y revisar la evolución de los mismos 10 años después, se encontraron con que 128 casos de entre ellos habían fallecido.
Descubrieron entonces que, entre los fallecidos, predominaban los mayores de 50 años y con síndrome de apnea del sueño o insomnio (casi el 20 % de los participantes con apnea del sueño severa murieron), en comparación con los que no sufrían esta patología, lo que suponía una tasa de mortalidad de este colectivo tres veces mayor a la esperada en la población media.
En esta fecha tan señalada, Escribá destaca que “el sueño es un derecho universal, una necesidad fisiológica clave para nuestro bienestar, y poder dormir bien debe de estar al alcance de todos”.
VLC Ciudad/Redacción