El Levante UD sigue como un tiro (Levante 2 – 0 Leganés)

image6afc7890b8982000cf399d26d3901caf_news_displayTocó con suavidad y con mucha intención Roger para alojar el balón justo al lado contrario por el que aparecía la figura hercúlea del Pichu Cuéllar y se agujereó con virulencia el cielo de Orriols para desplomarse sobre la cabeza de los seguidores de la escuadra azulgrana. No es una recurrente metáfora. Fue lo que aconteció nada más estrenar el luminoso el goleador azulgrana. De repente todo se transformó. Sucede en la vida y también en la disciplina del balompié. En ocasiones, hay situaciones que establecen una especie de frontera entre el pasado y el presente, aunque sea corto plazo, para aventurar un futuro totalmente alejado del que parecía preludiarse. El Pistolero desenfundó ante la mirada perdida del arquero del Leganés. Roger orientó su pierna para confundir al cancerbero. El partido estaba en maitines. El gol granota fue el gozne sobre el que giró el desarrollo de un choque marcado por la contundencia de las precipitaciones caídas. El diluvio universal al que alude la Biblia debió asemejarse a la tempestad que amenazó la confrontación que cruzó al Levante y al Leganés en territorio levantinista. La lluvia, persistente y desquiciante, despobló el coqueto escenario del Ciutat mucho antes de que Rochina aprisionara la cuarta victoria consecutiva deslizándose sobre la moqueta verde y sobre la salida angustiada de Cuéllar. Fue en el último suspiro con el Leganés cercando la portería que resguarda Oier. El grupo de Paco López se sube a lomos de la tabla en el ámbito de la Primera División en un mes de octubre excelso desde un prisma numérico.

La génesis y el gol firmado por Roger evidenció varias certezas. La diana nació de la presión ejercida en la medular. La escuadra de Paco López muerde en la zona intermedia del campo. En ese espacio en el que se cuecen los partidos es capaz de intimidar y maniatar a sus contrarios con una presión gremial. El hecho habla bien desde un prisma colectivo. El esférico pareció anudarse a las botas de Campaña. El mediocentro se lanzó al abordaje de los dominios defendidos por Cuéllar. Fue un tránsito lumínico y firme y decidido en busca de agujeros por los que infiltrarse. El ascendente de José Campaña en el ecosistema blaugrana es determinante. Es un foco que irradia fútbol de manera continuada. En su carrera con el cuero imantando a sus pies fue dejando adversarios por detrás. Ya en el interior del área alzó la vista para observar la llegada de Roger. Campaña posee una visión panorámica que le permite ver todo aquello que acontece sobre el rectángulo de juego inclusive antes de que ocurra. Es una virtud que le hace distinto.

Roger hizo el resto para sumar su sexto gol en su zurrón particular. El Pistolero está asociado a la celebración del gol en el arranque de la competición liguera. Posiblemente esté encontrando en la epifanía del curso la paz interior necesaria para expresarse con convicción. Roger se siente protegido por los Dioses del fútbol. No le tembló el pulso. Ni se le nubló el pensamiento cuando decidió buscar un balón con marchamo de gol. El atacante giró la pierna en el último instante para distraer a Cuéllar. La diana sancionaba la destreza mostrada por el colectivo de Paco López. El bloque parecía más seguro y más perspicaz que su adversario en el nacimiento del partido. El Levante se movía con soltura para acorralar al Leganés sobre su terreno de juego. Morales advertía de sus intenciones. Y Rochina cazó al vuelo un balón que bajaba del cielo en la frontal del área, aunque su disparo no llegó a envenenarse. Campaña imponía su jerarquía en la zona de medios. No obstante, todo viró cuando se desató la tormenta para asolar el Ciutat. Lo hizo con una furia incontenida. Había rayos y truenos que iluminaban la noche de Orriols.
El Leganés pareció aclimatarse mejor a los imperativos de la climatología. El bloque de Pellegrino dio un paso al frente para alistarse a la batalla. El Levante entendió que, en ocasiones, hay que ponerse el disfraz de guerrero para mantener un marcador tan ajustado. Los puntos en el universo de la máxima categoría adquieren una importancia suprema. Y hay que protegerlos con la vida. El duelo entró en una nueva dinámica que se caracterizó por la peligrosidad. El Leganés envidó por el riesgo. El Levante alzó una tupida barricada para mantener indemne a Oier. El arranque de la reanudación y el paso de los minutos ratificó estos postulados defendidos por cada uno de los contendientes. Dos ideas antagónicas trataban de imponerse ante una avalancha de agua. Pudo acabar el Levante con el duelo en una acción sobre Rochina en el interior del área pepinera. El penalti pareció muy claro. El espíritu de rebelión del Leganés se manifestó con dos largueros redentores para el Levante. El miedo era tangible. El bloque madrileño redoblaba esfuerzos. El técnico argentino sacó el séptimo de caballería. El partido se consumía. Entonces surgió Rochina para con un toque evanescente abrazar la cuarta victoria consecutiva.

Ficha técnica:

Levante UD: Oier; Cabaco (Chema, m. 29), Rober, Postigo, Toño; Campaña, Rochina; Jason (Pedro López, m. 87), Bardhi, Morales; y Roger (Boateng, m. 63).
CD Leganés: Cuéllar; Juanfran (Rolan, m. 68), Rodrigo Tarín (El Zhar, m. 75), Omeruo, Siovas, Silva; Rubén Pérez, Recio; Sabin Merino (En-Nesyri, m. 61), Óscar y Carrillo.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Amonestó a los locales Campaña y Róber Pier y a los visitantes Siovas Y Omeruo

Goles: 1-0, min 14, Roger. 2-0, min 90, Rochina.

Fuente: Levante UD

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