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La inflación sube. ¡Bien!

candreuCarles-Andreu Fernández Piñero
Economista

Los precios de lo que solemos comprar los españoles han subido en abril, y bastante: la subida más alta de lo que llevamos de año. En concreto, la inflación interanual (de abril del año pasado a abril de éste) ha sido del 0,4%, lo que quiere decir que, en general, en lo que nos gastamos el dinero ha subido de precio en ese porcentaje.

A todos nos toca las narices que las cosas sean más caras; sin embargo, los políticos dicen que es una buena noticia. ¿Por qué? Pues primero, porque es poquito (tampoco nos vamos a arruinar por pagar un 0,4% más); segundo, porque supone que la gente gasta más y, por tanto, tira los precios hacia arriba; y tercero, porque lo gordo sería que bajaran, o sea, que hubiera deflación.

Por si no queda claro (que supongo que no), explicaremos los tres puntos. Efectivamente, la tasa de inflación interanual que hemos tenido (o sea, lo que ha subido el índice de precios al consumo, el famoso IPC, de abril de 2013 a abril de 2014) es bajita. Esto indica que nuestros ya por sí tristes sueldos se han depreciado un 0,4%, pero es un mal menor como ya veremos luego. Y desde luego, el problema gordo sería tener una inflación muy alta, porque entonces acabaríamos yendo a comprar el pan con una carretilla llena de billetes, como pasó en Argentina en los años 80 (llegó a más del 3000% anual en 1989). En España no hemos llegado a tanto, pero tuvimos en 1946 una inflación anual del 36,53% que debió doler en los bolsillos de los pobres españolitos en plena posguerra.

Otra causa de la subida de los precios es el aumento de la demanda, es decir, que la gente gasta más. Por eso es una buena señal que haya un poquito de inflación, siempre que sea porque la gente tiene más dinero y se anima a comprar más en el supermercado, irse más de vacaciones, cambiarse de coche… Ahora bien, si la causa es un aumento de los costes (lo que obliga a las empresas a vender más caro), la cosa cambia y nos encontramos con un problema en la economía porque se vuelve menos competitiva y, por tanto, se venderá menos y habrá que despedir gente, fastidiándose las ganas de gastar dinero de la población, entre otras cosas porque tendrá menos.

Por último, hemos comentado que lo peor sería que bajaran los precios. Pues sí, porque parece fantástico que todo cueste menos, pero eso supondría, entre otras cosas, que si la gente ve que todo baja constantemente de precio, se guarde el dinero para gastárselo más adelante, pensando cosas como “Mejor me compro la tele el mes que viene, que estarán más baratas”. Esto supone que la demanda (de teles y de todo lo demás) bajaría continuamente y las empresas ganarían menos, con lo que despedirían a trabajadores, habría más paro, menos dinero y por tanto, se gastaría aún menos, los precios bajarían más y así sucesivamente… En definitiva, un De ahí el miedo que tienen los políticos europeos de que entremos en una deflación, que es precisamente esto, una bajada continua y generalizada de los precios.

En resumen, que está bien que suban los precios… pero un poquito sólo, por favor.

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