El barrio del Canyamelar de Valencia se ha despertado hoy vivo y con una luz que ilumina todas sus calles y plazas. Sus vecinos, una gran mayoría cofrades, ha visto como las nueve hermandades y cofradías de la junta parroquial rememoraron un acto que nació en 1928 y encabezó unos faroles salidos de los Benlliure.
Es el acto de la Retreta con el que se anunció a los cuatro vientos que las celebraciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús ya han llegado y ellos después de un año de esfuerzo, con la crisis también a cuestas, van a plastificar en la calle aquello que dicen y cuentan sucedió hace ahora 2013 años.
La Retreta se celebró con los estandartes de las nueve cofradías encabezando una comitiva donde sus cofrades, sin caperuzas, irradiaban alegría por la llegada de unos días de dolor y muerte de a quien profesan devoción, a Jesús en sus diversas acepciones y a la Virgen, en otras distintas.
Las calles ensombrecidas del Canyamelar fueron otras con la salida de sus cofradías. Si con sus cofradías porque junto con el Grao y el Cabanyal no hay otros barrios en la ciudad donde se pueda decir más alto que un pueblo, independientemente de sus ideologías políticas, ha sabido mantener con el transcurrir de los tiempos una tradición popular pero religiosa, que nadie lo dude, donde el pasar de padres a hijos lo de pertenecer a una hermandad es algo cuasi obligado. Y por eso en el cortejo de la Retreta iban familias enteras.
El sonido del tambor y las cornetas ya dominan las tardes y noches de los Poblados Marítimos y lo copará en las jornadas del Domingo de Ramos, Viernes Santo y Domingo de Resurección.
Ayer fueron las bandas de la Hermandad de la Crucifixión, de la Banda de Cornetas y Tambores la Hermandad del Santo Encuentro y la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de los Dolores, una de las señeras de los Poblados Marítimos.
Ellos fueron al final quienes protagonizaron la tamborada pero con un apunte solidario por tercer año consecutivo. La participación de distintas personas de Asprona de la mano de la Hermandad del Santo Encuentro.
La junta parroquial del Canyamelar puede sentirse satisfecha del acto que quiere mejorar con la Federación de Bombos y Tambores con quienes quieren establecer contacto para el 2014.
Hoy toman el relevo los granaderos, los soldados napoleónicos que plasmó el insigne escritor y valenciano Vicente Blasco Ibáñez en su novela Flor de Mayo pero la productora de la última versión obvió y soslayó.
VLC Ciudad/Redacción