Investigadores de la Universidad de California en Riverside han creado una lámina en la que se puede escribir mediante colorantes redox, muy corrientes en los laboratorios, y luz ultravioleta. Después, calentando el material, se vuelve a conseguir una ‘hoja en blanco’. La técnología puede ayudar a ahorrar tinta y papel.
Las ingentes cantidades de papel y cartuchos de tinta que se consumen en todo el mundo, un verdadero problema ambiental, podrían reducirse si se implanta una nueva tecnología desarrollada por químicos de la Universidad de California en Riverside (EE UU).
La luz ultravioleta decolora el colorante del papel, excepto las partes con las letras
Los científicos han encontrado una forma original de reescribir y borrar hasta 20 veces sobre un mismo sustrato. En concreto, se trata de un ‘papel’ de plástico o vidrio coloreado con un tinte químico muy corriente: los indicadores redox, que varían de color por reacciones de reducción y oxidación (de ahí su nombre).
La impresión se consigue colocando el papel tintado (puede ser azul, rojo o verde) sobre una placa en la que está escrito un texto patrón. Después se aplica luz ultravioleta, que decolora y ‘reduce’ todo el colorante del papel, excepto las partes que constituyen las letras o las imágenes.
Finalmente, por simple calentamiento, el material recupera su color original por una reacción de oxidación con el oxígeno ambiente. Cuando se calienta a 115 ºC se acelera la reacción de tal forma que el proceso de borrado se completa en menos de 10 minutos.
“Las letras impresas permanecen legibles en alta resolución en condiciones ambientales durante unos tres días, un tiempo suficiente para aplicaciones prácticas como leer un periódico”, explica Yadong Yin, coordinador de la investigación y autor principal del trabajo, que publica esta semana la revista Nature Communications.
Los investigadores ya han patentado su tecnología, que incluye el uso de nanocristales de titanio como catalizadores y de celulosa como espesante en los tintes. Su objetivo ahora es que los textos se vean bien durante mucho más de tres días y se puedan escribir y borrar hasta 100 veces, lo que ahorraría costes.
“Nuestro ‘papel reescribible’ es sencillo de fabricar, tiene unos gastos de producción reducidos, baja toxicidad y requiere poca energía”, destaca Yin, que concluye: “Es una alternativa atractiva frente al papel corriente, ya que ayuda a cumplir con las cada día mayores exigencias mundiales hacia la sostenibilidad y la conservación del medio ambiente”.