Plaça de la Mare de Déu, València — Hivern de 1918
Amaneció el cielo plomizo, y lo que parecía un simple día frío de enero se transformó en una de las postales más inusuales y recordadas de la historia de la ciutat: una copiosa nevada cubrió València con un manto blanco que dejó a vecinos y visitantes boquiabiertos y tiritando… pero también asombrados.
Una nevada insólita
El fenómeno, rarísimo en tierras valencianas, sorprendió a propios y extraños. Las campanas de la Catedral repicaban entre los copos, mientras la Plaça de la Mare de Déu se llenaba de gente con paraguas, abrigos largos y pasos torpes sobre el pavimento cubierto de nieve. La escena, casi fantasmal, parecía sacada d’un conte d’hivern.
La temperatura descendió hasta límites poco habituales, y los tranvías que cruzaban la plaza dejaron surcos en la nieve, mientras los niños se lanzaban bolas y los más mayores miraban al cielo, incrédulos, con una mezcla de admiración y preocupación.
El diario del moment recollia:
“València ha despertado cubierta de un extraño velo blanco. El hielo decora los naranjos como si de almendros en flor se tratase. Las mujeres caminan con precaución y los hombres, con la bufanda hasta los ojos, observan cómo el frío detiene incluso el bullicio del mercado.”
— El Mercantil Valenciano, gener de 1918.
Impacto en la vida cotidiana
La nevada alteró el ritmo de la ciudad: las conexiones ferroviarias se ralentizaron, los mercados no abrieron a su hora y muchas actividades quedaron suspendidas. Sin embargo, para la mayoría fue un día inolvidable. Las cámaras fotográficas, aún poco comunes, inmortalizaron escenas únicas que hoy forman parte del imaginario colectivo de la ciutat.
Un invierno para recordar
València, acostumbrada a la brisa del Mediterrani y al sol casi perpetuo, vivió durante unas horas como si fuera una ciutat del nord. La nieve, silenciosa y persistente, convirtió la capital del Túria en un escenario de postal navideña. Y aunque el fenómeno duró poco, su recuerdo se ha mantenido vivo gracias a imágenes como esta, testimonio mudo pero elocuente de un día extraordinari.
¡Qué joya histórica! La imagen muestra una estampa muy poco común: una nevada en València en el invierno de 1918, concretamente en la Plaça de la Mare de Déu. Se ve la Basílica de la Mare de Déu dels Desemparats al fondo y la Catedral con la puerta barroca de los Hierros parcialmente visible.
La escena, con gente abrigada bajo paraguas y un manto de nieve cubriendo el suelo, es realmente excepcional en una ciudad con un clima tan templado como el de València. Esta nevada quedó registrada como una de las más notables del siglo XX en la ciudad.