Fedra, la puta
En el marco de la IV edición del festival Russafa Escènica que se celebra estos días en Valencia, el grupo de teatro Perros Daneses pone en escena ‘Fedra’.
La obra se representa en el Pati de Russafa (C/ Literato Azorín, 13), al fondo del local de la Unión de Comunistas Españoles, una escisión del PC. Hay bar y buena gente. El espacio escénico es adecuado y favorece la audición y la atención del público.
Habrá doble función el viernes 26 y sábado 27 a las 19:00 y 21:00 horas. La obra dura sesenta minutos aproximadamente.
Fedra, está basada en el mito de Hipólito y en la obra del mismo nombre de Eurípides. El autor trágico griego (428 aC.) escribió dos versiones. En la primera de ellas Hipólito es seducido por Fedra, su madrastra y sucumbe a su pasión. Esto provocó el rechazo de sus contemporáneos espectadores, hasta el extremo de que Aristófanes calificó a Fedra de puta. Eurípides corrigió el escándalo y en su segunda versión Hipólito, el casto, cubre su cara escandalizado ante la proposición de Fedra. Nunca más vuelve a mostrar su bello rostro Hipólito y Fedra se suicida.
No es hasta el s.XVII cuando Jean Racine pone en escena esta trama con el nombre de Fedra. Desde entonces son numerosos los dramaturgos que titularon así esta tragedia. Entre ellos Miguel de Unamuno, cuya obra se estrenó en el teatro Ateneo de Madrid en 1918.
Javier Sahuquillo el autor de la adaptación que se pone en escena en Russafa, recoge aspectos de las dos versiones de Eurípides. Provocador hasta el extremo, encarna a Hipólito en la joven Laura Romero, bella, sensual y turbadoramente llena de energía viril. ¿Qué hubiera dicho Aristófanes al ver a este Hipólito fundirse en un apasionado beso con Fedra?
Pero la obra va más allá del mito. Teseo, el marido de Fedra, es el coronel que debe defender la torre inexpugnable. El bastión del Norte en los confines del Sur. Ha reclutado a los mejores soldados del Norte, entre ellos, sus hijos. La amenaza de la que se defiende es una sombra imprecisa, una quimera. Fedra, su esposa, es consciente de su responsabilidad marital, de la lealtad que le debe a Teseo, pero no puede sobreponerse al deseo, a la pasión por su hijastro Hipólito. Ve morir uno tras otro a sus hijos en una misión imposible y olvidada. El suicidio es la forma definitiva de negar la sumisión al destino. Y la tragedia sigue presente hoy entre nosotros: “los dioses tienen bromas crueles”.
Pero ya los defendidos, el Norte, son indiferentes a la misión de Teseo. “¡Corre Hipólito, cabalga y grita para que no nos olviden!”. Pero al monstruo que encuentra en el camino, no lo podrá vencer. Es la indiferencia, el desprecio y el reproche de los supuestamente defendidos. Esto le descabalga y le convierte así mismo en un monstruo. Es el destino de los héroes de la guerra. Transfigurarse en monstruos. Ya nadie reconoce en los rostros torturadores de los ‘héroes de Abu Ghraib’, a los idealistas soldados americanos que partieron a la guerra.
La narración se desliza imparable al trágico final y cuando los cadáveres llenan el escenario, el tabú sexual y social vence.
Definitivamente audaces y visionarios, Sahuquillo y los Perros Daneses nos sorprenden con un trabajo impecable. La música, interpretada en vivo, las voces, ecos reminiscentes de los corifeos griegos, la belleza de los torsos, la sorpresa de las emociones, componen una obra viva. Teatro, nada más, que no es poco.
Los espectadores sobrecogidos aplaudieron largamente pero una pesada congoja se había adueñado de la sala.
El Péndulo de VLCNoticias/José Carlos Morenilla