El secretario general de la alianza militar del norte, Anders Fogh Rasmussen, afirmó que estos son los dos mayores desafíos a los que se enfrenta Occidente. “Son retos que no se conocían hace dos décadas”, evaluó el hombre fuerte de la alianza.
El secretario general de la Alianza Atlántica, otorgó una entrevista a la agencia de noticias EFE antes de concluir su mandato el próximo martes, para ser sustituido el 1 de octubre por el noruego Jens Stoltenberg.
Para Rasmussen, que asumió su cargo al frente de la OTAN en 2009, “el entorno de seguridad es más impredecible que nunca. Hay crisis e inestabilidad desde el este al sur” del planeta, con “Rusia atacando a Ucrania, con una creciente amenaza terrorista en Siria e Irak”, el sectarismo creciente en Oriente Medio o el inestable norte de África, especialmente en Libia.
Rasmussen, de 61 años y que también fue primer ministro de Dinamarca (2001-2009), se declaró “muy orgulloso de haber servido a esta alianza única. En estos tiempos turbulentos, la OTAN es el guardián frente a la inestabilidad”.
En su análisis de los retos que la OTAN tiene por delante cinco años después de haber asumido su mandato, el político conservador danés sitúa en lugar prioritario las relaciones con Rusia, que en marzo pasado se anexionó la península ucraniana de Crimea y con ello ha desafiado el equilibrio internacional.
“Nuestra relación con Rusia no puede ser como si nada” hubiera ocurrido, afirmó, al tiempo que apuntó a que “Rusia ha fracasado a la hora de cumplir con los principios fundamentales de cooperación del (Consejo) OTAN-Rusia y de la ley internacional”.
Las relaciones entre ambos se han estado reguladas desde 1991 por el Consejo OTAN-Rusia, una instancia de consulta que ha quedado tocada desde abril al acordar los aliados suspender toda cooperación práctica con Moscú por su actuación en Ucrania, si bien el diálogo diplomático sigue abierto.
Esa relación, construida desde el término de la Guerra Fría y “por más de veinte años”, ha quedado rota después de que “Rusia inició su agresión ilegal a Ucrania”. El político danés explicó que ello ha afectado a proyectos de cooperación práctica en Afganistán, en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico o la piratería, lo que la OTAN lamenta.
El secretario general aliado rechazó las críticas de la diplomacia rusa sobre el papel del organismo en la crisis ucraniana y aseguró que “todas las medidas adoptadas por la OTAN han sido defensivas, para reforzar la defensa colectiva de los aliados y en línea con los compromisos internacionales”.
“Rusia culpa a los demás de sus propias acciones. Rusia ha aumentado significativamente las tensiones en la región al desestabilizar a Ucrania”, indicó, al tiempo que señaló que “esta crisis es obra de Moscú y está alimentada por Moscú. Ese es un verdadero papel destructivo”.
Apuntó a que el gobierno de Moscú “ha proporcionado armamento pesado a los separatistas y enviado a sus propias tropas y equipamientos militares a Ucrania, violando sus compromisos internacionales”.
La amenaza del terrorismo yihadista que protagoniza el llamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) desde Irak y Siria es otro de los retos señalados por Rasmussen, que subrayó: “El grupo terrorista es una grave amenaza para los iraquíes, los sirios, la región y nuestras naciones”.
“Creo que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de parar los avances del ISIS”, aseguró y reiteró su apoyo a la acción militar anunciada por el presidente de EEUU, Barack Obama, en contra de ese grupo y una coalición a la que se han sumado ya varias decenas de países. El gobierno de Irak ha pedido asistencia a países aliados de forma individual, “pero no ha habido petición alguna a la OTAN”.
En la cumbre bianual de la organización en Newport (Reino Unido) a principios de septiembre, los aliados decidieron “tener un papel de coordinación en la asistencia de seguridad y en que si se les pide, se considerará de inmediato una misión de asistencia a las capacidades de defensa” iraquíes.
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