El nene como excusa
Bajo dirección de Quino Falero y texto de Fernando J. López, el teatro Talía recibió la comedia ‘De mutuo desacuerdo’ con la dupla compuesta por Toni Acosta e Iñaki Miramón de protagonistas.
Ambos dan vida a Ignacio y Sandra, una pareja que acaba de divorciarse y que no logran ponerse de acuerdo en la educación de su hijo de nueve años lo que motiva, además de la visión de cada uno sobre el comportamiento del niño, no sólo un juego de contrapunto para corregir al pequeño sino también las notables diferencias en la personalidad de cada ex cónyuge y que dieron origen al divorcio.
‘De mutuo acuerdo’ plantea, en sus ocho escenas, un amplio abanico de temas para sus ochenta minutos de duración.
Por un lado encontramos el tema de la educación familiar sobre un niño que no vemos en escena y cuya imaginada figura sirve como nexo de unión para el encuentro entre los dos personajes (recogida del niño para fines de semana, paseos con el niño, sus notas escolares…).
Junto a ello, Ignacio (que es un especialista en nversiones) ha establecido una nueva relación que no convence ni a Sandra, ni al pequeño. Es decir una línea de subtrama que habilite nuevos conflictos nos circunscriptos al entorno del niño.
Por su parte, Sandra, viene de romper una relación que no dio los frutos que ella esperaba y que, junto al divorcio, le conmina a replantearse su condición de mujer independiente, compositora de spots y madre. Nueva subtrama sobre alejada del personaje infantil.
Por último tenemos el conflicto Ignacio/Sandra sobre cómo vivieron el matrimonio (con sus luces y sus sombras) con un claro sello de guerra de géneros que, si bien podría tener el peso de una comedia dramática, se resuelve con la réplica y contraréplica irónica en busca de la sonrisa y la carcajada de la sitcom televisiva.
Aparentemente, y hasta la mitad de la obra, el espectador cree que la personalidad de cada uno de los personajes, y su forma de entender la relación, fue el motor que condujo al divorcio pero… Con un giro de guión, inesperado, se enterará que Sandra tuvo un affaire que dinamitó el matrimonio.
Con todo ello uno se pregunta, ¿qué peso tiene el macguffin del niño para, en el fondo, hablar de los conflictos de una expareja?
‘De mutuo acuerdo’ podría tener sus referencias en obras que han sido firmadas por Woody Allen, Alan Alda o Neil Simon pero ha preferido un techo literario más liviano y cercano a las comedias televisivas españolas que ahondar, desde el humor, en grietas que dejan los encuentros y desencuentros de pareja.
Salvan con solvencia Miramón y Acosta sus personajes pese a la fragilidad escénica y textual. A destacar la escena en la que Ignacio debe recibir a su actual novia en su propia casa y Sandra, borracha, intenta pelear con su rival femenina. En ocasiones Miramón parecía olvidar el texto pero quizás su vehemente personaje fuera de los que hablan atropelladamente.
‘De mutuo acuerdo’ recibió del público valenciano generosos aplausos e indica que la fórmula de la comedia sigue siendo un rico espacio para visitar (pese a sus altibajos, como el matrimonio).
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües