Juan Ferrer. Economista y ex concejal socialista del Ayuntamiento de Valencia
“Cuando un Rey sube al trono, es la esperanza del pueblo la que sube con él” (Alejandro Dumas, “Memorias de un médico”). Los franceses acaban de resolver la cuadratura del círculo. La sumisión de Sarkozy a la política económica alemana para la Unión Europea se ha rsuelto simplemente quitándolo.
Ni la Vª República, la heredera de la GRANDEUR es compatible con este comportamiento, ni los franceses en general y desde 1971, están dispuestos a capitular ante Alemania sin ton ni son.
Lejos quedan los tiempos de la declaración de Schuman, por cierto, el día 9 de mayo conmemora cada año aquella de 1950, supliendo para la Comunidades Europeas, el día festivo del armisticio, 5 de mayo, consagrando San Schuman, que junto a Jean Monnet, Konrad Adenauer, y Alcide de Gasperi, lanzaron la idea de una nueva Europa, que ahora, desde el este teutón, corre el riesgo de perecer.
Tal vez la insistencia de Sarkozy sobre la situación española, ha sido su propia trampa, porque si la gestión socialista lleva a la actual situación española, las recetas de los populares, son las que son y a los franceses no les pueden gustar mucho.
Ha sido necesario ser prudentes y o lanzar las campanas al vuelo antes de hora, pero lo que es indudablemente cierto, se anunció y ahora se confirma, es que todo gobierno que se contamina con la gestión de la crisis y no la resuelve, cae.
Ha pasado con la derecha Griega, con la izquierda portuguesa, la izquierda española, ahora con la derecha francesa, y después con la derecha alemana. También con la derecha holandesa, y allá en donde no había elecciones previstas, MERKOZY ha forzado el relevo sin elecciones: Grecia, Italia.
Hollande ha hecho un discurso en clave Europea, esta es la clave de la solución, de Europa y de la socialdemocracia: Rehabilitar Europa como espacio común de las políticas de progreso, igualdad, solidaridad, libertad y seguridad, una variante avanzada de las viejas señas republicanas.
Para salvar a todos y cada uno de los estados miembros de la Unión Europea, hay que salvar antes las políticas de construcción europea.
Hay que insistir de nuevo en la versión federalista de Europa. Hay que recuperar la ilusión en Europa a base de diseñar una Europa ilusionante.
Merkel tiene, aunque no quiera, un estigma que quitarse: venir de la República Democrática Alemana. Tiene un demérito que justificar en términos europeos: haber linchado a Helmut Kohl con ocasión de la financiación ilegal de la CDU.
Desde la salida de Delors se ha ido procurando un perfil cada vez mas bajo de los dirigentes de la Comisión, pero nunca han sido inferiores a los de los políticos nacionales influyentes que los nombraban.
El vuelco francés abre la esperanza a Europa, abre la esperanza a los Europeos y abre la esperanza a los ciudadanos de los Estados Miembros.
Es una oportunidad para volver a poner el tren en la vía, aprovecharla es cosa de mucos, pero sobre todo, de la socialdemocracia, que ha de trascender su ensimismamiento y coger, definitivamente la bandera de Europa, identificando de nuevo Europa con Igualdad, Libertad, Progreso, Solidaridad y Seguridad.
VLC Ciudad/Redacción