Ganador del último Premio Planeta por su novela ‘Milena o el fémur más bello del mundo’, el mexicano Jorge Zepeda Patterson no renuncia en sus escritos a poner en el dedo en la llaga sobre temas donde los abusos de poder, la corrupción y la transgresión (moral y ética) dejan al desnudo los valores sociales e individuales.
Periodista, sociólogo, economista y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de la Sorbona los escritos de Patterson son un espacio de reflexión y análisis para miles de lectores latinoamericanos. En cuanto ensayos, obras como ‘Los amos de México’ o ‘Los suspirantes’ se han visto traducidos a más de 10 idiomas y toda esta labor, incluida su faceta como autor de novelas, no le roba tiempo para que cada día siga ejerciendo de director de su diario digital ‘Sinembargo.mx’.
Jorge Zepeda Patterson responde pausado y sereno a cada pregunta y en ningún momento desvía la mirada de su entrevistador, un detalle que advierte su condición de periodista observador y riguroso frente a su interlocutor al que no dejará escapar el más mínimo gesto.
El Péndulo: Carlos Monsaváis decía en uno de sus ensayos que la ecuación poder financiero, poder político y sexo es perfecta pero que…, puede fallar algo de esas tres cosas: el factor humano. Tu novela, precisamente, relaciona estos tres poderes de la ecuación y falla el elementohumano cuando Milena entra en acción, ¿es muy difícil que estas tres elementos se equilibren durante una largo período de tiempo?
Jorge Zepeda Patterson: Absolutamente sí. Estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Además, la relación entre sexo y poder reside mucho en la transgresión. Para el poderoso, el poder que no se ejerce es un poder que no tiene sentido y el poder se ejerce en la posibilidad de transgredir, es decir…, hacer impunemente lo que hombres no pueden hacer, obligar a otros a hacer cosas contra su voluntad y…, uno de esos terrenos es, justamente, el sexo. La posibilidad de acceder a mujeres a las que no se tendría la posibilidad de llegar sino es por el poder. Eso es lo que hace tangible, en vivo, el poder pero las transgresiones son desequilibrantes, siempre. El dinero mismo, por ejemplo. El poder se satisface con la acumulación pero, desde luego, hay un elemento transgresor, ¿cómo un presidente de gobierno puede esconder 50 millones de dólares que no salen de su salario, no? El poder se concreta en el dinero y el dinero a su vez es un elemento que, a su vez, puede hacer estallar las bases de ese poder. Cito estos dos ángulos pese a que tienen muchas ramificaciones pero…, sin duda acierta Monsiváis en su definición aunque…, creo que el factor humano puede estar mucho más presente en el dinero y el sexo, son dos elementos muy visibles y muy destacables.
E.P.: Pero en los tres elementos hay componentes muy humanos: la ambición, el deseo…
J.Z.P.: … Sí, sí pero creo que tienen en común ese elemento transgresor. No estamos hablando del sexo en términos erótico con la pareja, estamos hablando de un sexo transgresor, en su sentido más brutal, y eso a su vez es muy desequilibrante.
E.P.: Pero, este modelo de transgresión, ¿es idéntico al que se pueda vivir en México, en España o el Japón? La realidad latinoamericana es tan diferente del resto que cuesta medirla con parámetros que no sean los de allí.
J.Z.P.: Bueno, sí, pero yo creo que es más descarnada. Es más un cambio de forma que de fondo. Si uno revisa en la sociedad italiana el fenómeno Berlusconi con sexo, dinero y poder lo puede ver claro. Si uno revisa los casos de corrupción que están pasando acá, en España; si uno observa a los presidentes franceses vinculados a las mujeres trofeos o amantes que terminan apareciendo públicamente y.., no quiero referirme a esto como algo escandalizante sino que… Lo que quiero decir es que quizás es menos explosivo acá, en Europa, y más descarnado en América Latina pero en ningún sentido está ausente.
E.P.: Bueno, en el caso de Bill Clinton el juez alegó que la felación no era una infidelidad lo que le permitió librarse de una moción de censura a su gobierno pero no dejó de vincularlo a su acentuado ‘donjuanismo’.
J.Z.P.: Es un ejemplo muy bueno, por eso insisto que es una cuestión más de forma que de fondo. Si tú piensa en lo que ha hecho Suiza en el epítome de la honestidad, la seriedad, casi hasta aburridos podríamos decir pero…, en realidad, buena parte de la economía suiza se ha basado en las cuentas secretas de la banca que ha permitido a los facinerosos de todo el planeta, durante décadas, lavar su dinero y esconder su dinero mal habido. En cualquier otra circunstancia diríamos que ahí hay algo ilegal y que es una banca cómplice, hipócrita y especialista en las malas artes y, sin embargo, estamos hablando de la preciosa y tranquila Suiza. Aquí hay mucho de hipocresía en este tema y estas visiones de los salvajes de América Latina, corruptos, casi caricaturescos, en realidad, tiene mucho de construcción. Insisto, allá es más descarnado, y no lo oculto, y tiene otros componentes más violentos pero…, sin embargo no es las antípodas de lo que vemos aquí.
E.P.: Pero es muy difícil meter la tijera ahí, en tu novela hablas de tráfico de prostitución de niñas desde Croacia que terminan en México o en España en el cual hay poder financiero o político. Es un fenómeno muy cruel y difícil de detener.
J.Z.P.: Sí, por supuesto que es muy difícil meter la tijera porque acá hay nuevos elementos que no estaban antes y que tiene que ver con la globalización del crimen organizado. Lo deja muy claro Milena, la prostitución que es tan vieja como la humanidad, sin embargo el rostro que ha adquirido ahora con la esclavitud sexual, que es la compra de personas, la trata de personas, tiene una dimensión que nos parece anacrónica. Esta visión del prostíbulo como un lugar bohemio, casi hasta romantizado, no tiene nada que ver con los fenómenos que trato en la novela o están ocurriendo en el mundo. Hoy en día existe una importante trata de personas, a partir de mafias que se concatenan, y que trascienden los alcances de los estados nacionales, que generan un tráfico de asiáticas, africanas, mujeres de la Europa del Este, mujeres de la América del Sur, el caribe…, bajo modalidades que asemejan mucho a la esclavitud. Es caso de Milena es que es detenida, secuestrada, vendida, y un tipo se convierte en propietario de ella y la va a explotar hasta que se la acabe. Ni siquiera existe el subterfugio de que “tienes una deuda conmigo y cuando la acabes quedarás en libertad”. No, existe esa posibilidad. Acá es, “yo te compré, eres mía y punto”. Esto que parecería de hace 300 años está adquiriendo una intensidad mayúscula, justamente, por la posmodernidad que representa esta globalización.
E.P.: Por desgracia sigue existiendo un tipo de turismo sexual que va Panamá, Costa Rica o Bahamas sin que se le ponga freno policial o judicial.
J.Z.P.: Sí, es así y esto es para clases medias, para un tipo de turista que no tiene grandes fortunas y…, a su vez, Marbella es eso para los jeques árabes. Ellos van a Marbella, al consumo de muy alto nivel, muy prohibitivo, del consumo de estas mercancías ilícitas. Las mujeres que ves es Marbella, destinadas a los jeques, son para esos bolsillos. Yo llegué a visitar alguno de esos sitios. Como me decía un amigo “entras a uno de esos espacios y te quieres casar con todas, son supermodelos”. La clase media española no tiene acceso a esas mujeres pero sí a las del Caribe. Es todo una cuestión de dinero.
E.P.: Eso significa que, por mucho que denunciemos siempre habrá un vuelo al Caribe.
J.Z.P.: Y siempre habrá un vuelo de la Europa del Norte a Tailandia.
E.P.: Junto al horror que supe el comercio del esclavismo sexual se suma algo más doloroso y es el tráfico sexual de menores.
J.Z.P.: Sí, una lacra. Milena, y lo cuento en el libro, es secuestrada a los 16 años y a los 17 su virginidad es subastada y obtenida por un jeque árabe en Marbella. En efecto, tienes toda la razón , acá no hay límite. En esencia, yo lo quería contar en una novela. Leí hace unas semanas en El País una nota que decía que cada año entran en España entre 30 y 40 mil mujeres extranjeras en las redes de tratas de personas y…, tú lees esa nota que es brutal y das vuelta a la página y ya estás en la sección de cultura o en deportes porque, en el fondo, acaba siendo una estadística. Para el lector que agarra una novela como ‘Milena…’ y que empieza a vivenciar las sensaciones de una niña, que es interrumpida en su adolescencia y quiere pensar que es una pesadilla de la que va a despertar, es una manera distinta de ver esa estadística del diario y comprobar que se le pone rostro, cuerpo y alma y ya no es una de las 40 mil mujeres de la nota.
E.P.: Sería como una toma de conciencia.
J.Z.P.: No me propuse una novela de denuncia como tal, quería contar qué pasa en la condición humana cuando es sometida a una situación límite y contar una historia literaria con códigos literarios. En buena parte del proceso estuve sujetando al periodista que soy y no me resulto fácil.
E.P.: Jorge Zapeda, enhorabuena por el premio Planeta, gracias por habernos recibido y que sigas realizando esta labor de compromiso literario con tanta brillantez.
J.Z.P.: Gracias a ti y a tu diario por hacer eco de mi trabajo. Espero que los lectores encuentren en ‘Milena…’ una lectura que les atrape y les guste.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües/Fotos-VLCNoticias