Valencia Noticias | Redacción.- Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización dedicada a la trata de mujeres de nacionalidad paraguaya para su explotación sexual en la provincia de Cuenca. Una vez en nuestro país eran obligadas a trabajar en un club de alterne de esta provincia del que no podían salir hasta saldar su deuda, estando sometidas a estrictas medidas de control. Durante la operación se ha detenido a siete personas e imputado a otras cinco, algunas de ellas con causas judiciales pendientes por hechos similares. La investigación se ha desarrollado en el marco del Plan Policial contra la Trata de Seres Humanos, puesto en marcha por la Dirección General de la Policía en abril de 2013.
La investigación comenzó cuando se tuvo conocimiento de la existencia de una organización dedicada a captar mujeres paraguayas en su país de origen, para trasladarlas a nuestro país con fines de explotación. Las primeras indagaciones permitieron a los agentes confirmar estas informaciones y averiguar que para captarlas, la red se aprovechaba de situaciones de necesidad o vulnerabilidad en las que las víctimas se encontraban. También averiguaron que una vez en España eran trasladadas hasta un club de la provincia de Cuenca, regentado por personas que acumulaban antecedentes policiales por los mismos hechos.
Red de captación en Paraguay
Continuando con las pesquisas, se comprobó que la organización estaba liderada por un hombre y su pareja sentimental. Esta mujer, de nacionalidad paraguaya, aprovechándose de los lazos que mantenía con su país natal, había desarrollado toda una red que se encargaba de captar a mujeres jóvenes en situación de exclusión social o con numerosas cargas familiares en su país.
Las víctimas eran captadas, bien mediante engaño o aprovechándose de su estado de necesidad, convenciéndolas de que podrían ganar mucho dinero fácilmente en España, ejerciendo la prostitución. Cuando las mujeres aceptaban, los “reclutadores” se encargaban de proporcionar a las jóvenes la documentación necesaria para que pudieran fingir un viaje turístico a España, entregándoles pasaportes y “bolsas de viaje” -dinero en efectivo, reservas hoteleras y billetes de avión de ida y vuelta-. También las aleccionaban sobre cómo actuar durante el viaje y cómo contestar y actuar, incluso como vestir, para pasar desapercibidas por los controles fronterizos.
Una realidad completamente distinta al llegar a España
Una vez en España, otros miembros organización se encargaban de recoger a las mujeres procedentes de Paraguay, utilizando para ello vehículos particulares y las trasladaban directamente hasta el club, de donde no podían salir hasta haber saldado por completo su deuda. A su llegada al prostíbulo, eran informadas por el jefe de la red de la deuda que habían contraído, que oscilaba entre 2.500 y 4.500 euros.
También les comunicaban que para saldarla, debían entregar a la organización todos los beneficios ejerciendo la prostitución. La cantidad inicial se veía incrementada, por una parte, por el alquiler que tenían que pagar diariamente al club por estar allí alojadas, no teniendo posibilidad de vivir fuera, y por las multas que les imponían por incumplir distintas normas.
Dos de los miembros de la organización, que regentaban un locutorio en la localidad albaceteña de Villarrobledo, eran los encargados de enviar parte del dinero a la red de captación de mujeres en Paraguay. Uno de ellos, era además agente autorizado de una empresa de envío de dinero, lo cual era aprovechado por la organización. Para realizar los envíos, utilizaban los datos de filiación de las mujeres traficadas, incluso cuando aun estaban en su país de origen.
Durísimas condiciones laborales bajo estrictos controles
Las mujeres trabajaban todos los días de la semana desde las 16:00 horas hasta el cierre del local, siendo amonestadas por la dirección si incumplían las estrictas normas impuestas por la organización Así, podían ser multadas por retrasarse en la hora de comenzar a trabajar, no trabajar algún día por encontrarse indispuestas, utilizar el teléfono móvil o cualquier otro motivo.
La explotación de las mujeres reportaba a la organización numerosos ingresos. Parte de estos, los habían destinado a realizar importantes obras de remodelación del club de alterne, que había sido transformado en un auténtico fortín. Habían instalado numerosas cámaras de vigilancia, tanto internas como externas, habían construido un elevado muro y colocado rejas en las ventanas de las habitaciones, con la principal finalidad de mantener a las mujeres controladas en todo momento.
Fuera del horario de apertura las puertas del local permanecían cerradas. Para poder salir del mismo, incluso al patio o zonas comunes, las mujeres necesitaban las llaves de acceso, que se hallaban en poder de miembros de la organización que dormían en el club. Asimismo, las mujeres traficadas tenían órdenes de esconderse cuando llegaran efectivos policiales a efectuar los controles pertinentes en materia de extranjería y trabajo, y si no eran capaces de hacerlo por la rapidez de la acción policial, eran aleccionadas sobre qué contestar a las preguntas que se les formulasen.
La operación ha sido llevada a cabo por agentes de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras junto con las Brigadas Provinciales de Extranjería y Fronteras de Cuenca y Albacete y la U.P.R. de Albacete, con la colaboración de la Unidad Especial de Guías Caninos de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana y del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas de la División Económica y Técnica y de la Consejería de Interior de España en Paraguay.