La globalización ha provocado que en la ciudad hayan proliferado negocios alejados de nuestro carácter autóctono, sobretodo tiendas con franquicia y otras procedentes del Lejano Oriente. Las primeras ofrecidas por multinacionales que pretenden ocupar una buena tajada del pastel comercial. Las segundas regentadas por la comunidad china, establecimientos de “todo a cien” con artículos de mínima calidad fabricados en Taiwan. Este es el panorama comercial que tenemos en Valencia pero general a otros lugares.
Respecto a los cambios de negocio, en la actualidad, también han incidido las nuevas leyes sobre alquileres. Una centenaria tienda pagaba el arrendamiento antiguo y ello le hacía perdurar, para desventura de los dueños. El desorbitante aumento y puesta al día de los alquileres ha producido que muchos establecimientos “de toda la vida” hayan cerrado o estén en vías de hacerlo. Un ejemplo lo tenemos en “El Siglo Valenciano”, esa entrañable tiendecita que subsistía en la calle de San Fernando frente al que fue el Gran Almacén El Siglo de siempre. Dentro de poco cerrará sus puertas sin que nada ni nadie lo pudiera evitar, ni tan siquiera que ningún medio de comunicación se percate de ello. En silencio, sin remedio. Prometemos hacer un artículo más extenso.
…“El Siglo Valenciano”, esa entrañable tiendecita que subsistía en la calle de San Fernando frente al que fue el Gran Almacén El Siglo de siempre.
Una imagen nos recuerda un pequeño establecimiento que permanecía en los años 80 en la plaza de la Reina, Rosas el Micalet, así, en valenciano, nuestro. Además de helados, ofrecía rosas de maíz estalladas al calor de un aparato ex profeso. Después se llamarían cotufas y más tarde palomitas tan presentes en los cines.
Junto al pequeño establecimiento, esquina a la calle de la Corregería, se hallaba una casa de “Fotos en el acto”, habitáculo de apenas cinco metros de superficie con una cabina sistema Photomaton, donde ofrecían fotos de carnet en tiras. Una flecha nos indica la dirección de El Racó de Pep, rincón de tapas.
También nos abandona El Siglo Valenciano, al igual que lo hizo el siglo XX.
Desaparecieron las rosas de nuestro vocabulario, el estrecho establecimiento con cabina para fotos rápidas, el Racó de Pep y muchos de los antiguos comercios. También nos abandona El Siglo Valenciano, al igual que lo hizo el siglo XX. Los años pasan y sin darnos cuenta desaparecen viejos edificios de balcón corrido y mirador. Tan sólo dos plantas altas y unos bajos con habitáculos que abrazaban metros suficientes para el humilde negocio. Quedan rosas en la memoria.