Ana Belén López.
Periodista y músico.
Dos meses han pasado desde la última vez. Trabajo, exámenes, presentaciones. Todos los días de allí para acá y de acá para allá. Sin a penas tiempo de descanso exceptuando los días puntuales de Navidad. Todo en una facultad donde no saben mirar más allá de las leyes. Pero lo cierto es que siempre conseguía encontrar algún momento para poder despegarme de los apuntes y despejar la mente con una serie. ‘Narcos’ fue la serie que elegí para esta época, serie que tenía pendiente desde hace un tiempo atrás. La verdad que no pude elegir mejor.
Para aquellos que aun no la hayan podido ver, se trata de una serie donde su creador Chris Brancato cuenta la historia de los diferentes cárteles de la droga en Colombia. Dedicando las dos primeras temporadas a dar vida de nuevo a la historia de Pablo Escobar (Wagner Moura) y el cartel de Medellin. Irónicamente, esta serie es como una droga. Te engancha capítulo tras capítulo hasta que los ojos aguanten abiertos. Y es que no es para menos. Dramatizaciones a parte, la vida de Escobar y su entorno es el claro ejemplo de hasta donde pueden llegar los límites de la codicia y ansias de poder del ser humano. Moura (quien tuvo que aprender español para poder dar vida a su personaje) y todo el elenco de actores que le acompañan te teletransportan a la Colombia de la década de los 80 y 90, y juzgues con tus propios ojos todo lo ocurrido.
Padre, traficante, amigo, calculador, terrorista, generoso. Adjetivos contrapuesto entre sí pero que vivían dentro del narcotraficante. A través de la primera temporada podemos conocer como Escobar fundó su gran empresa de la droga hasta el momento en el que ingresa en prisión, en su propia cárcel “La Catedral”. Pasando por acontecimientos tan relevantes como la toma del Palacio de Justicia por el M-19, el asesinato del presidente Carlos Galán, el atentado contra el avión de Avianca o el secuestro de personalidades relevantes colombianas para presionar al Gobierno del país y abolir la extradición de nacionales a Estados Unidos. A estos últimos sucesos el padre de Macondo, Gabriel García Márquez le dedicó también uno de sus libros, “Noticia de un secuestro”.
Mientras que en la primera temporada encontramos más acción y lucha, donde todo transcurre a lo largo de quince años; en la segunda temporada cambia el ritmo totalmente. Capítulo tras capítulo se observa como Pablo está perdiendo cada vez más fuerza. Ahora es una persona cansada de huir (su aspecto físico lo de demuestra) y que busca por todos los medios llegar a un acuerdo con el Gobierno de Colombia sobre su entrega. Una temporada que abarca los último 11 meses de vida hasta la captura, persecución y muerte sobre un tejado de un barrio de Medellín.
‘Narcos’ es de esas series que al terminar te quedas con ganas de más. Ya no es sólo que te atrape la historia, si no que también lo hacen los verdes paisajes de Colombia y la cuidada caracterización de sus personajes. Habrá que esperar unos meses para poder ver la tercera temporada, donde habrá participación española de la mano de Miguel Ángel Silvestre y Javier Cámara. En definitiva, si tuviera que valorar esta serie lo haría de forma muy positiva. Por raro que suene, ‘Narcos’ me ha ayudado a superar el estrés de estos últimos meses. Espero que los próximos no sean así. Una vez más perdón por el retraso.