Un análisis exhaustivo sobre cómo la Unidad Militar de Emergencias enfrentó la DANA, navegando entre protocolos legales y la urgencia de salvar vidas.
Cuando la catástrofe golpea y los minutos cuentan, la burocracia puede parecer un enemigo más. La actuación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) durante la reciente DANA en Valencia ha desatado un debate sobre el equilibrio entre seguir el procedimiento y actuar con rapidez.
En este artículo, desglosamos los eventos en capítulos clave para entender si la UME “entró o no entró” antes de recibir la autorización de la Generalitat, y qué implicaciones tiene esta aparente contradicción.
Capítulo 1: No se entra si la Generalitat no lo manda
El 4 de noviembre, en la primera rueda de prensa del Comité de Crisis, el teniente general Javier Marcos explicó con claridad que la UME no puede actuar sin una autorización formal. Respondiendo a las críticas sobre el ritmo del despliegue, afirmó:
“Yo soy el responsable del dimensionamiento, pero quien autoriza es el director de la emergencia. Yo puedo tener 1.000 soldados en la puerta, pero legalmente no pueden entrar en la zona de emergencia sin la autorización del director de la emergencia”.
Ante el cuestionamiento sobre un posible retraso, Marcos defendió que actuaron con la mayor rapidez posible, dadas las circunstancias legales y logísticas:
“Entiendo perfectamente el sentimiento de las personas afectadas, pero hacemos lo que podemos. Se ha empleado el procedimiento correcto. Hemos ido escalando en función de la gravedad y de la posibilidad de movernos”.
Sin embargo, también reveló que ya había puesto a 1.000 militares en alerta antes de que la Generalitat diera luz verde, para que estuvieran listos para intervenir en cuanto se autorizara. Gracias a esto, el BIEM 3 tardó solo 15 minutos en desplegarse tras recibir la autorización.
Capítulo 2: No se puede llegar tarde
El 8 de noviembre, en una segunda rueda de prensa, Marcos reafirmó que, en una emergencia de nivel 2 como la DANA en Valencia, la dirección corresponde a la Generalitat. Sin embargo, también introdujo un nuevo matiz en su relato:
“Nadie hubiera entendido que hubiéramos llegado tarde por respetar la legalidad o la burocracia”.
Las críticas sobre la supuesta lentitud en la distribución de agua potable continuaron, mientras que la UME defendió que su prioridad inicial fue rescatar a personas atrapadas. Las condiciones meteorológicas dificultaron los vuelos de helicópteros, lo que limitó la capacidad de atender otras necesidades logísticas durante las primeras horas.
Capítulo 3: Horas clave
El 13 de noviembre, la ministra de Defensa, Margarita Robles, presentó en el Senado una cronología detallada que mostró cómo la UME actuó incluso antes de recibir órdenes oficiales:
- 7:47 del 29 de octubre: El BIEM 3 recibe la orden de prepararse para inundaciones.
- 14:50: La Generalitat declara la Situación Operativa 2.
- 15:28: El jefe de la UME ordena la salida de un “elemento de reconocimiento”.
- 15:59: La Generalitat solicita formalmente la activación de la UME.
- 16:36: Las agrupaciones principales comienzan a movilizarse.
La cronología evidencia que los primeros movimientos de la UME, como el envío del grupo de reconocimiento, se adelantaron a la autorización oficial. Según Robles, esto era necesario para garantizar un despliegue rápido y efectivo.
Capítulo 4: Antes de la orden oficial
El 16 de noviembre, en una tercera rueda de prensa, Marcos consolidó su relato de que la UME no solo actuó rápido, sino que se anticipó a la burocracia. Explicó que el grupo de reconocimiento enviado a las 15:41 ya estaba rescatando personas a las 18:05, antes de que el despliegue masivo comenzara.
“Nos adelantamos a la burocracia”, afirmó, refiriéndose a cómo esta avanzadilla evaluó el terreno y preparó el camino para el despliegue completo.
El despliegue final de la UME incluyó a 8.648 militares, una fuerza masiva que actuó en Valencia y otras regiones afectadas por la DANA.
¿Contradicción o pragmatismo?
El dilema radica en la coexistencia de dos realidades:
- El respeto al protocolo legal: El despliegue completo de la UME comenzó tras la autorización formal de la Generalitat.
- La necesidad de anticiparse: Elementos de reconocimiento actuaron antes de recibir esa autorización, justificándolo como un paso esencial para salvar vidas.
Estas acciones han sido vistas por algunos como una contradicción, mientras que otros las interpretan como un ejemplo de pragmatismo en medio de una emergencia.
Reflexiones finales: ¿Cambiar o mantener los protocolos?
Este caso plantea preguntas importantes sobre cómo gestionar futuras emergencias. ¿Deberíamos flexibilizar los protocolos para permitir que unidades como la UME actúen con mayor autonomía? ¿O es imprescindible mantener controles estrictos para garantizar una coordinación efectiva?