Durante la última semana, varias playas de Valencia han sido cerradas al baño debido a la presencia de restos fecales. Esta situación se ha registrado en lugares como Cullera, Calpe, Orihuela y algunas playas de la comarca de la Safor, como Tavernes y Daimús.
El cierre de las playas es el resultado de análisis realizados por la Conselleria de Medio Ambiente, que alerta a los ayuntamientos cuando se detectan indicadores de contaminación fecal. En respuesta a estas recomendaciones, los municipios elevan la bandera roja para prohibir el baño.
La presencia de restos fecales en el agua puede ser peligrosa, ya que puede provocar infecciones que incluyen vómitos, diarreas e incluso gastroenteritis. Los grupos más vulnerables son los niños, las personas mayores y quienes tienen condiciones de salud preexistentes.
Expertos señalan que el origen de estos restos fecales suele ser el vertido de aguas residuales desde el interior, que llegan al mar a través de barrancos, ríos o acequias. Antonio Camacho, catedrático de Ecología de la Universitat de Valencia, explica que estas aguas contaminadas pueden provenir de escapes en viviendas no conectadas al alcantarillado o de emisarios dañados de depuradoras. Recordó, además, que la legislación europea es muy estricta y permite prohibir el baño si se detectan restos fecales.
Maite Sebastiá, ambientóloga de la Universitat Politècnica de Valencia, indica que este fenómeno es recurrente al inicio de los análisis anuales, y que los vertidos usualmente provienen de acequias, ríos o barrancos. En Daimús, por ejemplo, los desechos llegan a través del Riuet de Daimús, y en Tavernes de la Valldigna, a través de acequias que desembocan en la Playa de la Goleta.
Sebastiá también advierte que estos vertidos podrían originarse en viviendas dispersas en zonas no urbanizables que carecen de conexión a sistemas de alcantarillado, resaltando que no siempre se aplican los planes especiales diseñados para mitigar estos impactos.
Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, coincide en el diagnóstico, señalando que estos problemas suelen coincidir con el inicio del verano cuando llegan los residentes a urbanizaciones que a menudo no tienen instalaciones de depuración adecuadas.
Fuentes del departamento de Medio Ambiente informan que los ayuntamientos afectados han identificado en gran medida el origen de estos vertidos. Además, desde 1987 existe un Programa de Control y Vigilancia de las Zonas de Baño, que en este año cuenta con un presupuesto superior a 200.000 euros. Aproximadamente, se realizan cerca de 5.000 análisis por temporada para garantizar la calidad del agua.
El programa abarca 265 zonas de baño en la Comunidad Valenciana, controladas mediante 293 puntos de muestreo. Cada semana se analizan estos puntos para detectar contaminación por bacterias Escherichia coli y Enterococos intestinales, indicadores de contaminación de origen residual.
A pesar de estos episodios puntuales, las zonas de baño en la región mantienen una calificación de excelente, según la Conselleria de Medio Ambiente.