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Los 35 años del Parque Gulliver de Valencia, una historia de imaginación y arquitectura
6 de noviembre de 2025 | Redacción
Valencia. El Parque Gulliver cumple 35 años convertido en una de las grandes señas de identidad de la ciudad. Generaciones enteras de valencianos han crecido deslizándose por sus toboganes y explorando cada rincón de esta escultura monumental que une arquitectura, arte y juego. Para celebrar la efeméride, el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (CTAV) ha inaugurado una exposición que invita a redescubrir cómo nació esta obra única.
La muestra, que puede visitarse hasta el 29 de noviembre en la sede del CTAV, propone un recorrido por la historia del parque a través de bocetos, maquetas y fotografías que revelan el proceso creativo detrás de una de las intervenciones urbanas más emblemáticas del antiguo cauce del Turia.
Un parque que nació para jugar sin reglas
El Parque Gulliver no fue concebido solo como un espacio infantil, sino como un lugar donde cualquier persona pudiera dejarse llevar por la imaginación. “Es un símbolo de la ciudad, del juego libre y de la creatividad, porque no tiene instrucciones ni edad”, explica Rafael Ribera, arquitecto y creador del proyecto, quien contó con la colaboración del artista fallero Manolo Martín y del ilustrador Sento Llobell.
Ribera recuerda que la idea surgió de la necesidad de crear espacios públicos distintos: “Quería un lugar que despertara el espíritu aventurero de niños y adultos. Pensé en un artista fallero porque ellos dominan las grandes escalas, y ahí apareció Manolo Martín. Sento aportó el alma y la estética que hicieron de Gulliver algo irrepetible”.
Una leyenda urbana que sigue viva
Inaugurado en 1989 sobre el antiguo cauce del río Turia, el Gulliver de Valencia representa al protagonista del clásico de Jonathan Swift tumbado en el suelo, convertido en una escultura gigantesca por la que se puede trepar, deslizar o esconderse. Sus brazos, piernas y cabello forman toboganes, rampas y pasadizos que han alimentado la imaginación de varias generaciones.
El parque ha sido restaurado en diversas ocasiones —la más reciente con una inversión de un millón de euros— para mantener viva su esencia y recuperar el colorido original. Hoy continúa siendo un punto de encuentro para familias y visitantes, un espacio donde la arquitectura se funde con el juego y la emoción.
Treinta y cinco años después, el Parque Gulliver sigue siendo mucho más que un parque: es un símbolo del ingenio y la alegría valenciana, una obra que ha logrado trascender generaciones sin perder la capacidad de sorprender.
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