El día que la dana azotó la provincia de Valencia, dejando 229 víctimas mortales, las grabaciones de las llamadas de teleasistencia reflejaron momentos de desesperación. Los usuarios, superados por el nivel del agua que inundaba sus hogares, intentaban seguir las recomendaciones de los operadores del servicio, quienes se encontraban sin poder comunicarse eficazmente con los equipos de emergencia, saturados en esos momentos.
Una de las llamadas registradas era de un hombre de 78 años que perdió la vida en su hogar de Paiporta. Junto a su esposa, también anciana, vivían en una casa de una sola planta. En el primer contacto, informó a la operadora sobre el desbordamiento del barranco de Paiporta, lo que estaba provocando que el agua subiera por la puerta y alcanzara ya dos escalones de su casa.
La operadora, alertada, comentó que los servicios de emergencia estaban colapsados, mientras el usuario explicaba que su hija no podía llegar debido a las inundaciones. “Necesito que busque ayuda de vecinos o de quien pueda, porque no va a ir nadie, cariño”, advirtió la operadora, sugiriéndoles que se subieran a un lugar alto, incluso a una encimera.
La esposa del afectado expresó su impotencia: “Mi marido no puede”. Ante la creciente preocupación, el usuario enfatizó: “Que nos ahogamos aquí, porque no viene nadie a socorrernos, por Dios”. Informados de que un puente se había caído, reiteraron su situación crítica, con el agua sobrepasando un metro.
Las últimas grabaciones revelan la dramática situación: el agua llegaba a las rodillas y la energía eléctrica se había cortado. La operadora trataba de brindar calma al asegurar que los bomberos estaban en camino. Sin embargo, la desesperación persistía con preguntas angustiadas: “¿Y qué pasa, que nos ahogamos aquí?”.