Valencia Noticias | Redacción.- Los malos hábitos alimenticios y la obesidad, íntimamente relacionados, aumentan de forma notable el riesgo de padecer cáncer con el paso de los años, según indica Rita Allegue Osset, especialista en dietética y alimentación en la Clínica Metta. Esta experta, miembro de Saluspot, detalla cuáles son los nutrientes más apropiados para prevenir el cáncer desde la infancia, en qué alimentos los encontramos y qué otros gestos saludables podemos realizar para evitar esa enfermedad.
¿Por qué debemos cuidar la alimentación desde pequeños?
Es muy importante tener una población infantil sana para que en el futuro tengamos una población adulta sana. La nutrición juega un papel muy importante en la prevención del cáncer. Existe gran cantidad de estudios sobre este tema y muchas pruebas científicas que demuestran que tanto la prevención de esta enfermedad como de otras enfermedades metabólicas debe empezarse desde el principio de la vida.
¿Cómo influye la lactancia?
Es la primera alimentación que nos encontramos. La hipótesis más acertada es que la lactancia materna nos proporciona elementos nutricionales biológico-funcionales necesarios para el desarrollo anatómico y fisiológico del sistema inmunológico del niño, que todavía es inmaduro durante el primer y el segundo año de vida. También nos va a ayudar a prevenir el sobrepeso y la obesidad, así como el cáncer de mama en las madres lactantes.
¿Es suficiente con alimentarnos bien solo durante la infancia?
No debemos olvidar que las acciones para la prevención del cáncer se deben mantener durante toda la vida. Debemos educar y enseñar a los niños para que mantengan una correcta alimentación y, pero también tenemos que conseguir que practiquen ejercicio de forma regular.
¿Qué nutrientes concretos ayudan a prevenir el cáncer?
Existen muchos alimentos considerados como protectores frente al cáncer y que son muy fáciles de consumir a diario. Por citar algunas vitaminas, tenemos:
- Vitamina A (betacarotenos): considerada como protectora de la piel y las mucosas, aparece en alimentos como zanahoria, brécol, espinacas, huevos y lácteos.
- Vitamina C: inhibidora de la formación de nitrosaminas (sustancias cancerígenas). Aparece en frutas, sobre todo en cítricos, como la naranja y el kiwi, y verduras como la col, la cebolla y el perejil. Se recomienda comerlas en crudo siempre que sea posible, ya que es una vitamina que se destruye muy fácilmente por la acción del calor (cocinado de los alimentos).
- Vitamina D: no suele haber mucho problema en países con mucho sol como España, ya que la absorbemos en un gran porcentaje por la piel, aunque también está presente en alimentos como los lácteos y los pescados azules.
- Vitamina E: refuerza el sistema defensivo y neutraliza los radicales libres. Aparece en verduras de hojas verdes y frutos secos.
Aparte de las vitaminas, ¿qué otros nutrientes colaboran en la prevención?
El selenio estimula el sistema inmune y lo contienen alimentos como frutos secos, cereales y frutas. Además, la fibra es muy importante y se le atribuye un papel protector, ya que por un lado acelera el tránsito intestinal, por lo que el organismo tiene menos tiempo para absorber los alimentos ingeridos que son potencialmente cancerígenos, y por otro lado es capaz de capturar algunas partículas, con lo que pasarán directamente a las heces sin ser absorbidas por nuestro cuerpo.
¿Las necesidades de un niño están cubiertas con este tipo de alimentos?
Con todos estos datos quiero dejar claro que es muy fácil alimentar a nuestros pequeños, satisfaciendo todas las necesidades nutricionales propias de cada edad sin necesidad de recurrir a suplementos alimentarios, salvo en caso de estricta necesidad y cuando exista una carencia clara.
¿Qué otros hábitos alimenticios deben llevar a cabo los niños?
Existe una serie de pautas que deben seguirse especialmente en la infancia:
- Tomar frutas, verduras y legumbres a diario (recordemos la recomendación de cinco piezas al día), fuente de vitaminas y antioxidantes, para prolongar la vida de nuestras células.
- Reducir la ingesta de grasas (carnes rojas, bollería industrial, etc.).
- Evitar las salazones, los ahumados y las barbacoas, ya que las partes quemadas producen benzopiranos (sustancias cancerígenas).
- Aumentar la ingesta de pescados azules (como el atún) ricos en omega-3.
- Limitar el consumo de bebidas azucaradas, entre las que se incluyen las edulcoradas y las denominadas «bajas en calorías».
- Eliminar el consumo de fast-food o comida rápida, rica en grasas y azúcares.
- Lavar bien la fruta y la verdura para eliminar todos posibles restos de pesticidas y herbicidas (que son cancerígenos).
- Un día por semana incluir en la alimentación de los niños pan integral.
- ¿Y aparte de la nutrición?
- Como dije antes, practicar ejercicio a diario. Y también evitar que los niños estén en ambientes muy contaminados y en contacto con el humo del tabaco.
Entrevista a Rita Allegue Osset, miembro de Saluspot y especialista en dietética y alimentación en la Clínica Metta.