A partir de los restos fósiles de Hallucigenia sparsa, una criatura parecida a un gusano y con espinas en la espalda que vivió hace unos 500 millones de años, un grupo internacional de científicos ha sido capaz de reconstruir su aspecto, de lo que destaca la localización de la cabeza, la identificación de dos pequeños ojos y un fina hilera de dientes. Estos avances arrojan luz sobre el proceso evolutivo que condujo a la formación de los actuales insectos, arácnidos, crustáceos y lombrices.
El estudio de un grupo de fósiles hallados en Canadá ha permitido conocer nuevos detalles sobre la Hallucigenia sparsa, una criatura con forma de gusano que vivió hace 508 millones de años, y de cuya famila derivan buena parte de los invertebrados actuales.
“Catorce espinas sobresalían de su espalda y sus delgadas patas terminaban en garras”
“Este animal medía entre 10 y 50 milímetros, tenía la forma de un palo de hockey y era delgado como un alfiler”, cuenta a Sinc Martin R. Smith, paleontólogo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que ha liderado el trabajo publicado en la revista Nature.
El experto describe al animal: “Catorce espinas sobresalían de su espalda y, de cada dos, asomaban de su cuerpo dos delgadas patas, cada una de las cuales terminaba en una par de garras”.
Este peculiar aspecto ha generado gran confusión entre los científicos. Cuando se identificaron los primeros restos en los años 70, la reconstrucción de la Hallucigenia fue completamente a la inversa, es decir, los expertos pensaron que las espinas eran tentáculos, al igual que las piernas, y que la cabeza era la cola.
El análisis de casi 100 fósiles encontrados en la ladera de una montaña del Parque Nacional de Yoho, en las Montañas Rocosas de Canadá, permitió a Smith y su equipo resolver las dudas que todavía quedaban sobre dónde se situaba la cabeza.
Lo que se pensaba que podía ser la cola, en realidad no formaba parte del cuerpo del animal
Asimismo, los investigadores también aclararon que lo que se pensaba que podía ser la cola, en realidad no formaba parte del cuerpo del animal, sino que era una mancha formada por los fluidos en descomposición generados tras su muerte.
Un gusano con dientes
“Cuando pusimos los fósiles en el microscopio ya esperábamos encontrar un par de ojos, pero nuestra sorpresa vino cuando también hallamos unos dientes que nos sonreían”, relata Smith.
Las imágenes que obtuvieron mostraban una cabeza pequeña pero alargada, con unos ojos proporcionalmente normales y, debajo de ellos, una boca con una fina hilera de dientes, que actuaba como una válvula que evitaba que la comida se cayera cuando el animal absorbía más alimento.
“Esta dentadura supone una morfología compleja para una especie tan antigua. Esperábamos hallar una anatomía más primitiva”, manifiesta el científico.
Relación con otras especies
Hallucigenia vivió durante la explosión cámbrica, un período de gran desarrollo evolutivo que empezó hace casi 500 millones de años, del que provienen los grandes grupos animales del registro fósil. Está clasificada dentro de la familia de los panartrópodos, de la que derivan especies como los gusanos de terciopelo y los artrópodos, una categoría que incluye a los arácnidos, insectos y crustáceos
El análisis de ‘Hallucigenia’ permite saber que los artrópodos tuvieron sistemas bucales complejos que se fueron simplificando
“Nuestros hallazgos permiten saber que estas especies alguna vez tuvieron partes bucales complejas que se fueron simplificando: estos grupos perdieron sus dientes a medida que fue avanzando la evolución”, concreta Smith.
Además, este sistema bucal es similar al hallado en las cycloneuralia,un taxón que incluye a gusanos que mudan de piel, como las lombrices intestinales y los priapúlidos.
“Por tanto, podemos confirmar morfólogicamente que todas las especies que cambian de piel –los panartrópodos y los cycloneuralia– comparten un ancestro común, algo que hasta ahora solo se había podido determinar a través del análisis molecular del ADN”, concluye el investigador.
Referencia bibliográfica:
Smith, M. R. et al. “Hallucigenia’s head and the pharyngeal armature of early ecdysozoans”.Nature. Doi:10.1038/nature14573 24 de junio de 2015