¿Cuál es la definición de charlatán? Lo mismo que el que habla mucho sin decir nada, sin substancia. Derivado del italiano ciarlare o del latín garrulare, gorjear. El charlatanismo es muy antiguo. Entre los griegos y romanos los había también de toda especie. ¿Eran embaucadores, farsantes, vendedores ambulantes? De todo había. En la ciudad, aunque se vieron durante distintas épocas, queremos destacar a uno de ellos, quizá el más popular.
Por el primer tercio del siglo XX y durante mucho tiempo, al menos hasta finales de los años 50, permaneció en la feria de Navidad, la barraca de León Salvador
Por el primer tercio del siglo XX y durante mucho tiempo, al menos hasta finales de los años 50, permaneció en la feria de Navidad, la barraca de León Salvador, el mejor vendedor ambulante de relojes y de los más diversos artículos. Se trataba de un charlatán corpulento y bonachón que tenía bien aprendido el oficio debido a que había sido antes actor de la compañía Emilio Carreras. Así con buena dialéctica y su puesta en escena, asombraba y embaucaba a cuántos le escuchaban vendiéndoles a precios populares relojes de bolsillo y también paraguas, plumas, petacas, bastones, maquinillas de afeitar y toda clase de llanda i porcelana que se pudiera ofrecer: ¡Quien no tiene reloj es porque quiere!¡Ni por veinte, ni por quince, ni por diez! Me he vuelto loco…¡este despertador lo dejo en cinco pesetas! Cómprenlo antes de que me arrepienta! Él mismo decía: yo gano muy poco en cada objeto, pero vendo a centenares y gano más y el público también, no hay más secreto.
¡Quien no tiene reloj es porque quiere!¡Ni por veinte, ni por quince, ni por diez!Me he vuelto loco…¡este despertador lo dejo en cinco pesetas!
La verdad es que la mercancía procedía de saldos, artículos con algún pequeño defecto o se trataba de mercancía pasada de moda. Nuestro charlatán iniciaba su actuación con potente voz: ¡Venid señores, los millonarios, los que del oro gozáis favor. Llegad vosotros los proletarios que el pan conquista vuestro sudor. Venid las damas más elegantes que ornáis la hermosa ciudad del Cid. Las modistillas, los estudiantes, todos aprisa, llegad, venid… si aguantáis la lata de ustedes el servidor, León Salvador!
Los clásicos charlatanes ya no existen. Aquellos productos ofrecidos a viva voz como remedios milagrosos, peines de asta y oportunidad, relojes de hierro y maquinillas de afeitar… se esfumaron. La caseta ambulante de León Salvador con su tarima, sus paraguas y su voz, pasaron a mejor vida. Ni por veinte, ni por quince, ni por diez, escucharemos la cantinela: ¡Venid señores, los millonarios, los que del oro gozáis favor…!
Los clásicos charlatanes ya no existen. Aquellos productos ofrecidos a viva voz como remedios milagrosos, peines de asta y oportunidad, relojes de hierro y maquinillas de afeitar… se esfumaron.
A. P. R. S. = Archivo Privado de Rafael Solaz