Lo de David Navarro es para hacérselo mirar. Tras una ya larga trayectoria de puñetazos, codazos y patadas, el defensa granota debería haberse dado cuenta ya de que abofetear a un contrario puede acarrear serias consecuencias para su equipo, sobre todo si el árbitro le pilla. Suya es la culpa, con su expulsión, de que el Levante UD jugara prácticamente todo el partido en Elche CF con uno menos y de que -en esto al menos en un 90 por ciento- no fuera capaz de rehacerse del tempranero gol de Jonathas que, a la larga, supuso la derrota de los de Lucas Alcaraz.
En el lado opuesto, Mariño se ganó el cielo parando un penalti, quizás el más inverosímil que haya pitado el colegiado Velasco Carvallo. Supuestamente, la pena máxima la cometía Vyntra sobre Jonathas, pero cuando el silbato del trencilla sonó, hasta el propio jugador franjiverde se quedó extrañado, no se lo creía. Menos mal que el guardameta granota se sacó una mano prodigiosa para, adivinando la intención del francés Fayçal Fajr, desviar el esférico fuera de peligro.
El Levante tiró de raza y de coraje y por instantes hasta acorraló a su adversario, pese a la inferioridad, pero finalmente bastó el gol de Jonathas. Rubén tuvo la igualada en sus pies, curiosamente también desde los once metros, aunque Tyton adivinó sus intenciones y el gol tampoco subió al marcador. Al final, el derbi autonómico dejó los tres puntos en tierras alicantinas y pone al Levante UD en una situación comprometida, un poco más comprometida.
VLC Noticias | Redacción. Fotos: Jorge Ramírez / Levante UD