**El adiós definitivo de Hollywood, el emblemático vestigio de los años ochenta en Valencia**
Cierra Hollywood, una de las últimas tiendas en Valencia que resistía del auge de la moda valenciana en la década de los ochenta. Tomás García, el diseñador que la estableció, la inauguró en 1974 en la calle Correos, y desde entonces nunca cambió de ubicación. Esta tienda fue un símbolo de aquel tiempo dorado del comercio de moda en Valencia, junto a otras icónicas como Don Carlos, Celia Montaner, Angora y, posteriormente, Chapeau. En aquella Valencia en transición, García compartía amistad con Francis Montesinos, quien se hacía un nombre por su tienda en el barrio del Carmen. Pronto despuntarían otras firmas como Tráfico de Modas, impulsada por los hermanos Errando Mariscal: Pedrín, Santi, Jorge, Ada y Javier Mariscal.
En un entorno tan creativo, García fue un adelantado a su tiempo. Aunque se tiende a idealizar los ochenta en Valencia, el propio García admite que no eran tantos. Su incursión en la moda comenzó a los catorce años, describiéndose como autodidacta. Su carrera inició en un taller de joyería, seguido por Portobello, su pequeño taller de moda con inspiración londinense, y eventualmente la primera tienda Hollywood en la plaza del Collado, al lado de la Pasamanería El Collado.
Tuvo que abandonar el local detrás de la Lonja debido a que el edificio amenazaba ruina, trasladándose a la calle Correos, donde permaneció definitivamente. El local, previamente un casino privado, conservó su decoración ‘art nouveau’. García quiso darle al lugar un aire de Hollywood, poblado de mitos del cine, que eran parte de su universo creativo. Junto a su socio Ragel Beltrán, descubrieron en Ontinyent un tejido estampado con íconos del cine como Groucho Marx, Greta Garbo y Chaplin, que utilizaron para la tapicería y decoración. Con Beltrán, García abriría después César, una tienda de ropa masculina, y en 1998 la zapatería Charles Jourdan, en Pérez Pujol.
Hollywood rápidamente alcanzó fama. “Las mujeres de alto poder adquisitivo venían a comprar diseños exclusivos; entre mis clientas había tanto madres como hijas, atraídas por ropa moderna y fresca”. La mitad de la oferta eran diseños propios y la otra, marcas emergentes. Su equipo incluía ocho vendedoras y un taller en la calle Pérez Pujol donde se confeccionaban vestidos de novia y se vendía al por mayor en España. García diseñó el vestido de novia de Trinuca Larraz, quien fue modelo de algunas de sus campañas.
García mostró sus colecciones en eventos importantes. En 1985 presentó en el Hotel Miguel Ángel de Madrid con modelos como Sole, Celia Forner, Desampa y María Tecles. Al año siguiente desfiló en Cibeles con una colección de baño y regresó en 1987 con la colección otoño-invierno ‘En Valencia Moda’. García participó en tres ediciones de la Pasarela Cibeles, antes de retirarse por considerar el mundo de la moda muy competitivo.
Durante siete años, García creó sus propias colecciones, hasta decidir detenerse a los 40 y dedicarse a las novias, aunque mantuvo la tienda abierta. En los noventa, introdujo firmas vanguardistas como Dolce&Gabbana, Thierry Mugler, Moschino y Alberta Ferretti en Valencia. Sin embargo, el costo y las condiciones de compra hicieron que dejara algunas de estas marcas.
García decidió alejarse de la presión competitiva: “Comprar lo que quiera, como quiera y cuando quiera”. A sus 75 años, planea un viaje a Tailandia, aunque asegura que nunca dejará la moda. Con nostalgia, recuerda cómo vendía rápidamente lo que exponía en sus escaparates. La moda ha cambiado, y aunque admira a figuras consolidadas como Armani o Chanel, no comprende el fenómeno actual de las influencers. Sin embargo, lo que más extrañará es el acto de vender, aquella emoción de ver cómo sus creaciones cautivaban, incluso a famosas como Concha Velasco o Paloma San Basilio.
Tomás García cerrará Hollywood, pero su relación con la moda, que ha sido su gran pasión, no termina aquí.