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Descubren en una cueva entre Albania y Grecia la telaraña más grande del mundo, con más de 111.000 arañas
7 de noviembre de 2025 | Redacción
Un hallazgo sin precedentes en la frontera entre Albania y Grecia ha dejado asombrada a la comunidad científica. Un equipo internacional de biólogos ha encontrado en una cueva sulfúrica subterránea una gigantesca telaraña de 106 metros cuadrados, considerada la más grande del mundo jamás registrada.
El entramado, compuesto por una densa red de filamentos plateados y estructuras interconectadas, alberga a más de 111.000 arañas pertenecientes a dos especies distintas y tradicionalmente rivales. Sin embargo, los investigadores documentaron un comportamiento nunca antes observado: ambas especies conviven y colaboran en un ecosistema autosustentable único.
Primer caso de cooperación entre especies de arañas
El estudio, publicado por la Revista Europea de Ecología Subterránea, describe el fenómeno como el primer caso documentado de cooperación interespecífica en arácnidos. Las dos especies —Meta menardi y Tegenaria parietina— comparten el espacio tejiendo redes complementarias que maximizan la captura de insectos atraídos por los gases calientes y ricos en azufre de la cueva.
“Lo que observamos es un modelo de simbiosis funcional: cada especie aporta su estrategia de caza y defensa, y juntas han creado un microcosmos estable”, explicó la doctora Elira Kostopoulos, líder del equipo investigador. “Es como una ciudad arácnida donde el conflicto dio paso a la cooperación evolutiva”.
Un ecosistema extremo y autosuficiente
La cueva, situada bajo la cordillera del Pindo, presenta temperaturas constantes de 34 °C y un ambiente cargado de dióxido de azufre, condiciones que habrían impulsado esta adaptación colaborativa. Los científicos detectaron microfauna que prospera entre los hilos —pequeños crustáceos, larvas y bacterias termófilas— que alimentan el ciclo de vida de las arañas sin contacto con el exterior.
“Estamos ante una comunidad que se autorregula: el flujo de energía y nutrientes se mantiene dentro del sistema”, añadió Kostopoulos. “Es una lección sobre cómo la naturaleza puede reinventarse frente a la hostilidad ambiental”.
Implicaciones evolutivas
El hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la evolución de las estrategias sociales en especies tradicionalmente solitarias. Los expertos no descartan que este comportamiento pueda surgir en otros ecosistemas extremos donde la cooperación sea clave para la supervivencia.
La telaraña, además de su tamaño colosal, ha sido descrita por los investigadores como una estructura de “belleza geométrica casi arquitectónica”, con patrones repetitivos que podrían inspirar diseños de materiales resistentes y flexibles en ingeniería.
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