El impacto de la Dana en Valencia: “¿Nos morimos aquí?”
Valencia, 19 de noviembre de 2025.
Las transcripciones de las llamadas de teleasistencia de los usuarios que perdieron la vida durante el día en que la dana azotó la provincia de Valencia, dejando 229 víctimas mortales, han sido incorporadas a la causa por la jueza. Estas llamadas reflejan la angustia de los afectados al ver cómo el agua invadía sus hogares y los esfuerzos de los operarios por mantener la calma, aunque no lograban comunicarse con los servicios de emergencia, que se encontraban colapsados. “Madre mía. Entonces ¿qué hacemos? ¿nos morimos aquí?”, se preguntaban incrédulos.
En el caso de un usuario de 78 años que falleció en Paiporta, se han registrado 25 audios, aunque los últimos cinco no recibieron respuesta. La víctima se encontraba junto a su esposa, también de edad avanzada, en su vivienda de una sola planta. En la primera llamada, el afectado alertó a la operaria sobre el desbordamiento del barranco de Paiporta, que hacía que el agua entrara por la puerta de su casa y subiera dos escalones.
La operadora les indicó que ya habían sido notificados los servicios de emergencia, pero que estaban saturados, mientras el usuario explicaba que su hija no podía llegar debido a las inundaciones. “Necesito que pida ayuda a vecinos, a su hija o a quien pueda, porque no va a ir nadie, cariño”, insistió la operadora, recomendándoles que buscaran un lugar alto, como una encimera, si era posible.
“Mi marido no puede”, respondió la mujer. “Nos vamos a ahogar aquí, porque no viene nadie a socorrernos, por Dios”, exclamaba el usuario, preocupado por su situación. La operaria informó de que un puente había colapsado y el matrimonio insistía en que se estaban quedando sin opciones, ya que no podían salir debido al nivel del agua.
Desesperados, repetían su temor: “Nos ahogamos aquí, de verdad”. La operadora aseguraba que intentaban contactar con los servicios de emergencia y mantenía comunicaciones constantes con los bomberos. En un momento, la pareja describió cómo el agua ya les llegaba hasta las rodillas y cómo había entrado por el patio y las ventanas, dejándolos sin esperanza de escapar si no llegaba ayuda.
“¡Nos ahogamos! Se ha ido la luz y el agua nos llega a las rodillas”, suplicaban, mientras la operadora intentaba tranquilizarlos asegurando que los rescates estaban en camino. En la última conversación, un trabajador continuaba tratando de calmarles: “Hemos pasado el aviso, los bomberos ya irán… no sé cuánto tardarán”. La desesperación quedó patente al preguntar por última vez: “Bueno… ¿y qué pasa, que nos ahogamos aquí?”.
