Cuatro años después de dejar el poder, el republicano vuelve al Despacho Oval, prometiendo una nueva era de “grandeza americana”. El mundo observa con expectativa este inusual regreso político.
Donald Trump ha vuelto al lugar que dejó en 2021: la Casa Blanca. Este 20 de enero de 2025, el magnate inmobiliario y ex presentador de televisión fue investido como el 47.º presidente de los Estados Unidos en una ceremonia que combina la pompa habitual con la tensión que caracteriza su figura. Su regreso, tras un período de cuatro años en la oposición, reafirma su lugar como una de las figuras más divisivas y, a la vez, influyentes en la política estadounidense contemporánea.
Un juramento con sabor a revancha
En las escalinatas del Capitolio, bajo un cielo gris que no desanimó a miles de seguidores, Trump juró su cargo con la mano derecha en la Biblia. Con su habitual estilo, aprovechó su discurso inaugural para delinear una agenda que promete revivir las políticas de su primer mandato: control migratorio, una postura dura frente a China y una economía centrada en los intereses nacionales.
“Hoy empieza el renacimiento de Estados Unidos. Recuperaremos nuestra economía, protegeremos nuestras fronteras y devolveremos el poder al pueblo”, declaró Trump ante los aplausos de una multitud que coreaba “¡USA! ¡USA!”.
El regreso de Trump simboliza, para sus seguidores, la victoria de los valores tradicionales frente a lo que consideran un país que “se había perdido”. Para otros, su ascenso de nuevo al poder representa una amenaza a los avances en derechos civiles y cohesión social.
El final de la era Biden: balance de un mandato difícil
La investidura de Trump marca el cierre del gobierno de Joe Biden, un mandato que enfrentó enormes desafíos: la recuperación económica post-pandemia, tensiones raciales, divisiones políticas y conflictos internacionales. A pesar de lograr avances en áreas como infraestructura y clima, la percepción de una gestión ineficaz y el desgaste político facilitaron el camino de Trump hacia una segunda oportunidad en el poder.
El expresidente Biden, presente en la ceremonia junto a su vicepresidenta Kamala Harris, saludó de forma cortés a su sucesor, aunque el clima de cordialidad era evidente pero distante.
Una nación dividida
El retorno de Trump al poder subraya las profundas divisiones que persisten en Estados Unidos. Por un lado, están quienes ven en él un defensor de la “América olvidada”: clases trabajadoras, conservadores y sectores rurales. Por otro, aquellos que temen que su liderazgo pueda intensificar la polarización y erosionar instituciones democráticas clave.
Trump enfrenta ahora el desafío de gobernar un país donde el clima político y social está más tenso que nunca. Sus promesas de “restaurar el orden” y “limpiar el sistema” resonaron durante su campaña, pero convertirlas en acciones concretas será una tarea compleja en un contexto tan polarizado.
Impacto internacional: incertidumbre y expectativas
El regreso de Trump a la Casa Blanca también tiene implicaciones globales. Durante su primer mandato, su política exterior rompió con muchas tradiciones, priorizando un enfoque unilateral y desafiando instituciones internacionales.
El lema “America First” resurge con fuerza, lo que genera incertidumbre en áreas como el comercio global, la lucha contra el cambio climático y las relaciones con aliados históricos como la Unión Europea. Su postura beligerante hacia China podría escalar tensiones comerciales y políticas, mientras que su visión sobre la OTAN y acuerdos multilaterales preocupa a los diplomáticos de todo el mundo.
¿Qué sigue para Estados Unidos y el mundo?
Donald Trump inicia su segundo mandato con desafíos enormes en todos los frentes: una economía que necesita consolidarse, una sociedad fracturada y un panorama global complejo. Sin embargo, si algo ha demostrado el magnate, es su capacidad para moverse en aguas turbulentas, confiando en su estilo directo y su retórica populista.
¿Será este mandato un nuevo capítulo de prosperidad para los Estados Unidos o profundizará las divisiones ya existentes? Y más allá de las fronteras, ¿cómo reaccionará el mundo a un liderazgo que, como siempre, promete no dejar a nadie indiferente?