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María José Catalá critica al Ministerio de Transportes por excluir al Ayuntamiento de una visita clave a unas obras que, sorpresa, también financian. Y de paso, pide explicaciones sobre el soterramiento de las vías de Serrería, que parece haberse quedado en el limbo administrativo.


Cuando te enteras por la prensa… y no eres un ciudadano cualquiera
Imagina por un momento que organizas una fiesta, pones parte del dinero, limpias la casa, compras las bebidas… y el día del evento, nadie te invita. No hablamos de un drama de instituto, sino del último episodio de esa comedia llamada política institucional en Valencia. La protagonista, cómo no, es la alcaldesa María José Catalá, que este 2 de abril de 2025 ha manifestado su “decepción institucional” por no haber sido invitada —ni ella, ni nadie del Ayuntamiento, ni siquiera la Generalitat— a la flamante visita del Ministerio de Transportes a las obras del canal de acceso ferroviario en el barrio de Malilla.
¿El problema? Que el Ayuntamiento, según la propia Catalá, aporta el 25% del coste total de unas obras valoradas en cifras que hacen temblar a cualquier presupuesto local: solo este año, 28 millones de euros saldrán de las arcas municipales. Pero oye, al parecer eso no te da ni para una entrada a la visita guiada.
El canal de acceso ferroviario: más que una zanja en Malilla
Porque esto no va solo de “visitas”. Hablamos del canal de acceso ferroviario, esa infraestructura que lleva años en la lista de deseos de Valencia y que, por fin, ha comenzado a tomar forma. El proyecto no solo implica el soterramiento de la playa de vías que históricamente ha partido la ciudad como un cuchillo urbano, sino que pretende reconectar los barrios del sur —especialmente Malilla— con el resto de Valencia.
Un gesto que, según los técnicos y urbanistas, no solo tiene impacto logístico o de movilidad, sino también social. Y sí, también hay un poco de postureo institucional, porque estas visitas son un escaparate perfecto para políticos con agendas apretadas y ganas de foto.
Y sin embargo, allí no estaban ni Catalá, ni representantes del Consistorio, ni de la Generalitat Valenciana. Solo el Ministerio y, suponemos, sus cámaras.
“Esto no es propio del Gobierno de España”
Las declaraciones de la alcaldesa no han dejado lugar a dudas: “esto no es propio del Gobierno de España”, ha dicho, con tono entre ofendido y pedagógico. “No es propio de quien quiere construir infraestructuras del futuro y trabajar en un marco de colaboración institucional”.
Por si alguien pensaba que se trataba de un malentendido de agenda, la alcaldesa aclaró que ni siquiera recibieron un aviso previo. Nada. Cero comunicación. Y para añadir algo de realismo emocional al discurso, Catalá reconoció que su relación personal con el ministro Óscar Puente “siempre ha sido adecuada”. Pero claro, una cosa es el trato cordial y otra muy distinta es ningunearte delante de toda España.
¿Descoordinación o ninguneo? El eterno dilema institucional
Aquí entramos en terreno pantanoso. Porque, ¿se trata de un simple fallo de comunicación entre administraciones o de una acción deliberada para restar protagonismo a las instituciones autonómicas y locales? La duda queda en el aire, pero el mensaje de fondo es claro: si tú pones dinero, mereces al menos saber cuándo se hace la foto.
Y no es la primera vez que sucede algo así. Ya en otros proyectos —como las intervenciones en el Parque Central o la remodelación del frente marítimo— han surgido fricciones por la autoría, los créditos políticos y, cómo no, las invitaciones.
¿Y las vías de Serrería? Pregunten por ellas… en el más allá
Como quien aprovecha para lanzar indirectas en una comida familiar, Catalá no se ha quedado solo en el tema del canal de acceso. También ha tirado de agenda y ha pedido que el Ministerio “nos lance alguna luz” sobre el soterramiento de las vías de Serrería.
Una petición que no es nueva, ni improvisada. Según la alcaldesa, desde septiembre de 2024 tienen entregada toda la documentación que el Ministerio pidió. Y desde entonces… el silencio administrativo ha sido la banda sonora.
¿El contexto? Bueno, el Ministerio puede alegar que la DANA (sí, esas tormentas que arrasan la agenda pública y todo a su paso) ha alterado prioridades. Pero como bien apunta Catalá, si hay tiempo para visitar obras y hacerse fotos, también debería haber tiempo para revisar un par de papeles. O al menos, mandar un WhatsApp.
El PAI del Grau, la fachada marítima y otros sueños soterrados
El asunto del soterramiento de Serrería no es una cuestión menor. Tiene implicaciones directas sobre el desarrollo del PAI del Grau, uno de esos planes urbanísticos que sueñan con transformar la fachada marítima de Valencia en algo más que un puñado de solares olvidados. Además, afecta a la deseada prolongación del cauce del río Turia hasta el mar, un proyecto con tintes casi mitológicos en la ciudad.
Así que no, no es solo una “queja más” de la alcaldesa. Es una pieza más de un rompecabezas que parece no encajar si cada administración juega con su propio tablero.
¿Colaboración o competencia? Una lucha de egos (y presupuestos)
En el fondo, lo que aquí se pone sobre la mesa es un clásico de la política territorial española: la eterna tensión entre administraciones, donde todos dicen querer remar en la misma dirección, pero luego se olvidan de avisar al otro cuando sacan el remo.
Porque una cosa es colaborar, y otra muy distinta es compartir protagonismo. Y en un año con elecciones autonómicas aún recientes, presupuestos expansivos y grandes proyectos urbanos en juego, nadie quiere quedarse fuera del plano.
Conclusión: el soterramiento avanza, pero… ¿y la transparencia?
Que las obras del canal de acceso avancen es una gran noticia para Valencia. Nadie lo discute. Pero también es legítimo preguntarse cómo se gestiona la visibilidad institucional de un proyecto tan relevante. Y sobre todo, si la falta de invitación al Ayuntamiento es una simple torpeza o un síntoma de una descoordinación más preocupante.
Porque, al final, la ciudadanía no solo quiere ver infraestructuras que se construyen, sino también instituciones que se comunican y colaboran con transparencia. Aunque sea para quedar en una visita.
Y tú, ¿crees que esta “desinvitación” fue un error inocente… o una señal de algo más profundo en las relaciones entre administraciones?
(📸 Sugerencia de imagen: Fotografía del canal de acceso ferroviario en obras, con énfasis en la maquinaria y la zona de Malilla. En lo posible, con un encuadre vacío que refleje la ausencia de representantes locales.)
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