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El bocadillo que cambia de nombre pero encanta a todos
Un bocadillo que varía su denominación según la zona de la Comunitat Valenciana está a punto de vivir sus días de mayor esplendor. Aunque es cierto que son hipercalóricos, durante la Semana Santa alcanzan su mayor popularidad. Su atractivo color resalta en los hornos, y en muchas casas compiten con otros platos típicos, como las albóndigas de bacalao, por ser los más deseados.
Su tamaño es ideal: ni muy grande ni muy pequeño. Es raro que alguien se quede solo con uno sin sentir el deseo de repetir. Se les llama “ximos” en Sagunto y en la provincia de Castellón, mientras que más al sur, en comarcas como la Ribera, se conocen como “pepitos”, pero no dejan indiferente a nadie.
En lugares como Alzira, las estanterías de los hornos ya exhiben estos llamativos productos. Muchos sucumben a su tentación y no dudan en preguntar su precio. “Es que llaman mucho la atención y se comen casi sin querer”, comenta una clienta del horno Bría de Alzira, donde ocupan un lugar especial junto a monas y cocas tradicionales.
Estos panecillos fritos, previamente remojados en leche y rellenos de atún, tomate frito, pimiento verde y huevo cocido, están disponibles en varios establecimientos. Aunque cada región aporta su toque personal, la receta tradicional apenas varía.
Para hacerlos en Sagunto, por ejemplo, se necesitan: 5 panecillos de leche, 1 lata de atún, 1 bote de medio kilo de tomate entero, azúcar, sal, piñones, 1 ajo, perejil, canela, 1 pimiento verde de freír, 1 huevo cocido, leche, 1 huevo, y aceite.
El proceso de preparación incluye trocear y freír el tomate con azúcar para reducir su acidez y sazonar al gusto. Se añade ajo picado, seguido de perejil, piñones y una pizca de canela. Se fríe el pimiento verde en tiras finas, que pueden ser reemplazadas por guisantes cocidos. Los ingredientes del relleno (tomate frito, pimiento, atún y huevo duro) se mezclan. Luego, se cortan las puntas de los panecillos, se vacían de miga, se rellenan con la mezcla y se cierran con las puntas de pan. Los panecillos se remojan en leche durante unos dos o tres minutos, se rebozan en huevo batido y se fríen en abundante aceite caliente.
Como ventaja adicional, los pepitos pueden consumirse fríos horas después de ser cocinados, lo que los convierte en una opción perfecta para llevar a una excursión. Aunque su origen es incierto, el pepito ha demostrado ser una presencia constante durante la Semana Santa.