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Transformaciones en el Cabanyal: Contrastes y desafíos
En un recorrido tranquilo por las calles del Cabanyal-Canyamelar, el bullicio de las golondrinas se mezcla con el sonido de las motosierras de las brigadas municipales que están podando los árboles en la calle de la Reina. En breve, esta calle acogerá las procesiones de la Semana Santa Marinera de Valencia, que conmemora el centenario de su Junta Mayor. Por otro lado, el movimiento de los albañiles y sus herramientas en múltiples ubicaciones del barrio demuestra que el cambio está en marcha.
Por diversas calles de esta tradicional zona marinera, se pueden observar contenedores de obra y maquinaria utilizada para restaurar edificios, especialmente las características plantas bajas del Cabanyal. El barrio ha estado en un proceso de transformación durante bastante tiempo, pero es ahora cuando este proceso ha cobrado mayor impulso. El Cabanyal-Canyamelar, junto con Canyamelar, se ha convertido en una zona muy codiciada, similar a lo que ocurrió en años anteriores en Ruzafa.
Una nueva etapa ha comenzado tras el abandono del proyecto de ampliación de Blasco Ibáñez hacia el mar. En la actualidad, los trabajos de rehabilitación son una constante en el Cabanyal. Sin embargo, tal como ocurre en otros barrios de Valencia, muchas de estas reformas han dado origen a apartamentos turísticos, lo que ha generado un incremento en los precios de alquiler y venta. Según Daniel Adell, presidente de la asociación vecinal del Cabanyal-Canyamelar, este fenómeno ha provocado el desplazamiento de vecinos de toda la vida debido a la imposibilidad de afrontar los nuevos precios.
El fenómeno de la ocupación ilegal sigue siendo un problema en la zona, con más de un centenar de viviendas afectadas, muchas de ellas de propiedad pública. Daniel Adell aboga por que las propiedades se ofrezcan en alquiler a precios asequibles para fomentar la llegada de nuevos residentes.
Uno de los focos destacados del conflicto es la zona de Bloque Portuarios, donde las condiciones de los edificios son precarias y la ocupación ilegal es frecuente. Recientemente, el gobierno local encabezado por Catalá ha finalizado el proyecto para construir dos nuevos bloques de viviendas en dicha área, con 102 viviendas y servicios complementarios. Se espera que el proyecto, que se ha retrasado, se concrete para 2027.
Otros proyectos llevan tiempo en desarrollo, como los cuatro edificios municipales que deberían haberse completado previamente, pero cuyas obras continúan con modificaciones. Se espera que estén terminados en la segunda mitad del año, incluyendo un centro cívico, un centro de día para mayores, una escoleta infantil y un taller de empleo.
Propuestas para construcciones de aparcamientos en altura también están en estudio, aunque su implementación es incierta, lo que complica el acceso y estacionamiento en el área. Por su parte, las iniciativas privadas avanzan a un ritmo más acelerado en la rehabilitación de viviendas.
Nuevos pobladores llegan al Cabanyal, atraídos por su proximidad al mar y su ambiente de pueblo. Ejemplos de esto son Emilio Martínez, quien regresa al barrio tras años de ausencia, Montse Vicent, arquitecta que restauró una residencia local, y Charles Mercier, quien participa activamente en la renovación de su futura casa. Mientras, el taller de carpintería de Álvaro García y Lucía Iranzo enfrenta retos en su continuidad en la zona debido al alza de precios de alquiler, al igual que la cafetería ‘Semillas’, gestionada por Romain Viguier, quien ha encontrado en el Cabanyal su hogar y lugar de negocio.
Los residentes y emprendedores buscan mantener el carácter del Cabanyal, en medio del desarrollo y la renovación, con el deseo de preservar este rincón valenciano.