El Péndulo | Redacción.– El Consorcio de Museos repasa la evolución del abanico durante doscientos años, a través de la exposición ‘Colección de Abanicos. Rincón de Arellano-Castellví Trenor’.
La muestra, que acoge la Sala San Miguel de la Fundación Caja Castellón hasta el próximo 10 de enero, ha sido inaugurada esta mañana por el director gerente del Consorcio de Museos, Felipe Garín, el presidente de la Fundación Caja Castellón, Juan Manuel Aragonés, el diputado de Cultura de la diputación de Castellón, Vicente Sales, y la comisaria, Carmen Rodrigo.
La exposición está compuesta por una selección de 75 abanicos provenientes del Museo Nacional de Cerámica González Martí de Valencia. En ella se puede apreciar la evolución de este complemento femenino reflejo de una sociedad y del arte través de 200 años, de 1750 a 1950.
La familia Rincón de Arellano-Castellví Trenor donó esta colección compuesta por 97 abanicos al Museo Nacional de Cerámica en 2012. Esta es la primera exposición que se realiza de la colección. Tras su exposición en el González Martí, el Consorcio de Museos la esta llevando por la Comunitat tanto a Alicante, donde ya se mostró en el Mubag, como ahora en Castellón.
Según la comisaria, Carmen Rodrigo “no se han hecho muchas exposiciones en España sobre el abanico porque son piezas muy delicadas que sufren mucho en cada exposición. Los abanicos son una pieza de museo que suelen estar guardados en los almacenes en condiciones especiales”.
La Colección de Abanicos. Rincón de Arellano-Castellví Trenor es tanto por el amplio periodo que abarca, como por la diversidad de estilos, una de las colecciones más completas que existen sobre el Abanico en España.
Así en la exposición pueden verse las diferentes temáticas que predominaron en cada época. Desde escenas históricas como el abanico con la Boda de Fernando VII con María Cristina de Borbón (en 1825), una de las joyas de la exposición, así como escenas románticas, galantes, de bailes, bíblicas, pastoriles hasta escenas costumbristas valencianas donde destacan las firmadas por el pintor Povo de gran calidad.
Explica la comisaria que “en cuanto a la técnica, el abanico es equivalente al grabado. Tras su impresión se coloreaban a la acuarela. Excepto los abanicos costumbristas valencianos, ya en el siglo XIX o XX, la mayoría no se firmaban porque los fabricantes no lo permitían, por ello se conocen pocos autores”.
Para su itinerancia en Castellón el montaje ha querido destacar los abanicos chinos de la Dinastía Qing por su excepcional tratamiento, con filigranas de planta y vestidos con tela corriente. Destaca, en este conjunto, un abanico de plumas que se exhibe junto a su caja lacada y forrada en seda.
Discurso expositivo
La muestra inicia su discurso con abanicos del siglo XVIII, la etapa más brillante de la industria abaniquera europea, tanto por la calidad de los materiales como por la exquisitez de su realización.
Destaca el italiano recuerdo del Grand Tour, (viaje que realizaban los jóvenes aristócratas ingleses a Italia para perfeccionar sus conocimientos de arte clásico) de marfil calado y hoja de piel pintada al gouache con la Tumba de Cecilia Metela y adornos pompeyanos. Se incluyen algunos de estilo Luis XV y Luis XVI, de nácar o marfil, pintados sobre piel con temas galantes, históricos, mitológicos como el de ‘Marte y Venus’.
El siglo XIX se inicia con abanicos brisé Imperio (con varillaje sujeto por cinta de seda) muy pequeños, en marfil y hueso calado. Del reinado de Fernando VII (1814-1833) se exponen varios del estilo Cristino, que corresponden a la Regencia de María Cristina de Borbón, su cuarta esposa y madre de Isabel II (1833-1843), varillajes de nácar o marfil, de tamaño reducido, con aplicaciones de metal, entre los que destaca el que conmemora sus esponsales en 1825.
Se exhiben también los abanicos llamados Isabelinos por fabricarse durante el reinado de Isabel II (1843-1868) de nácar dorado y papel impreso con temas galantes, bucólicos, mitológicos, históricos, bíblicos.
Los abanicos de finales del siglo XIX, la Regencia de María Cristina de Habsburgo, madre de Alfonso XIII (1885-1902) que coincide con la Belle Époque, llamados Pericones, son de tamaño descomunal, con suntuosos varillajes de nácar trabajados con delicados motivos Art Nouveau y hojas de gasa y encaje pintadas con temas galantes.
El siglo XX se inicia con el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) y los abanicos Alfonsinos y Modernistas de reducido tamaño, que imitan el estilo Imperio con materiales ligeros, gasa y lentejuelas y delicados adornos florales esquemáticos, como el fabuloso abanico varillaje de plata cincelada con figura femenina simbolista que exhibe.
Son numerosos los ejemplares de 1930-1960, Revival o Pastiches, copias pintadas por artistas valencianos, moda que perdura hasta la actualidad. Destaca un interesante conjunto de abanicos costumbristas valencianos, obra de pintores de la primera mitad del siglo XX: Barreira, Codina, Diago, Esteve, Lluna, Messeguer, Pau y sobre todo Povo.
Finalizan la exposición abanicos Orientales de la Dinastía Qing (1850) de calidad excepcional, acompañados por dos tibores de cerámicas chinas. Para ambientar la exposición se exhiben además algunos retratos con abanicos emblemáticos como el Retrato de la Reina Victoria de Battenberg (1915), con abanico Alfonsino, de José Benlliure y ‘Valenciana con abanico’ de Joaquín Agrasot (1910).