Un museo romano presentó el listado con las obras recuperadas en países que fueron ocupados por las tropas del dictador Adolf Hitler. Los cuadros fueron pintados entre los siglos XIV y XVII
Una lista con 123 pinturas italianas creadas entre los siglos XIV y XVIII, robadas por los nazis y secuestradas por las tropas soviéticas que ocuparon Berlín al final de la Segunda Guerra Mundial, fue presentada en estos días en el Museo de Arte Antiguo de Palacio Barberini, en Roma.
Se trata de obras provenientes de distintos museos, no sólo de Italia sino de otros países ocupados por los nazis, que Hitler pensaba incorporar a su proyectado Museo del Arte Europeo en su ciudad natal, Linz, que nunca llegó a concretarse.
La lista presentada en Palazzo Barberini fue confeccionada por la directora de la sección de arte italiano del Museo Pushkin de Moscú, Victoria Markova, sobre un tesoro escondido en una torre que comprendía 123 obras de pintores italianos y alrededor de 500 de artistas de otros países.
La esperanza de recuperar estas pinturas para sus legítimos propietarios es mínima, ya que en 1999 el Parlamento ruso las declaró patrimonio nacional como resarcimiento por los cuantiosos perjuicios causados por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial. A esto agréguese que la misma Markova, una de las mayores expertas de arte italiano, ha tenido problemas en identificar algunas de las obras, llegadas a la torre con solo el número del tren en el que habían sido transportadas hasta Moscú.
Sólo cinco de estos cuadros estaban destinados al Hitlerzentrum de Linz y las demás habían llegado a Berlín sin una orden precisa de los jerarcas nazis (Goering, Goebels, Himmler, al igual que Hitler, planeaban armar con ellas una colección personal).
Algunas de estas obras, las más famosas, fueron repatriadas a Italia gracias a los desvelos de un ministro, Rodolfo Siviero, que dejó al morir una lista de 2.356 objetos de arte que nunca fueron recuperados y que seguramente cayeron en manos privadas durante el desorden del final de la guerra.
Entre los cuadros más significativos de la lista presentada en Roma, se cuentan dos de Pablo Veronés, una Magdalena y una Lamentación ante el Cristo muerto, un “tond” de la Virgen María y el Niño Jesús de Garófalo y una Venus y Adonis de Tintoretto, más varios de autores menores pero no inferiores en calidad como Bicci di Lorenzo, Pordenone, Sassoferrato, Spinello Aretino, Paris Bordone y Francesco Solimena.
Pero no todo está perdido si se piensa que recientemente reaparecieron (y fueron devueltos al Palacio Barberini) cuatro de los muchos cuadros que se decían destruidos en el incendio de la suntuosa embajada italiana en Berlín (uno fue encontrado incluso en Hartford, en el estado estadounidense de Connecticut).
Y peor que a Italia le ha ido a Polonia, que aún espera recuperar 63 mil objetos de arte,aunque recientemente reavivó las esperanzas el hallazgo y devolución de un busto de mármol de la diosa Diana del escultor dieciochesco francés Jean-Antoine Houdon, que hoy vale 250 mil euros y que los nazis se habían llevado del palacio Lazienki de Varsovia.
Victoria Markova reveló que el hallazgo tardío de las 600 obras llevadas a Moscú por el ejército soviético se debió a que las autoridades ocultaron el botín para evitar reclamos y recién después de la resolución parlamentaria de 1999 se decidieron a reconocer.
“Los cuadros estaban en una torre a la que se accedía con un permiso especial que era librado a regañadientes sólo a directores de museos o colecciones –recordó Markova– y cuando finalmente pude entrar en el depósito me encontré con un piso lleno de cuadros y otro repleto de esculturas”.
“Catalogarlos, atribuir autorías y remontarse a los legítimos propietarios me llevó muchos años, pero el trabajo quedó terminado en 2012 pero no lo pude publicar por la oposición de la histórica directora general del Pushkin, Irina Antonova, que finalmente se pudo superar cuando esta falleció hace poco a los 91 años”, completó la mujer.