Yacía en una biblioteca de Budapest. Considerado perdido desde hacía más de dos siglos, el manuscrito original incluye en su fragmento final la Marcha Turca
Considerado perdido desde hacía más de dos siglos, el manuscrito original de una de las obras más célebres de Mozart, la “Sonata en la mayor”, yacía mezclado entre otros viejos papeles en un trastero de una biblioteca de Budapest.
Este inesperado descubrimiento provocó gran alegría entre los apasionados de la música clásica en la capital húngara.
“Es algo muy raro que un manuscrito de Mozart resurja de esta manera. Aún más tratándose de la Sonata en la mayor, de la que no se conocía ninguna versión manuscrita completa, por lo que realmente se trata de un descubrimiento mayor”, dice emocionado Adam Bosze, historiador de música húngaro.
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Debidamente autentificadas por expertos, las cuatro páginas amarillentas de la partitura, encontradas hace poco, completan el único librillo original conocido hasta el presente, el del tercer movimiento, conservado en el Mozarteum de Salzburgo, Austria, la ciudad natal del compositor.
La Sonata para piano Nº 11 en la mayor (K. 331), compuesta hacia 1783 y cuya partitura ha sido publicada en millones de ejemplares, es una de las obras más conocidas de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), en particular por su fragmento final, la Marcha turca.
“MI PULSO SE ACELERÓ BRUTALMENTE CUANDO ME DI CUENTA DE QUE SE TRATABA DE LA FAMOSA SONATA EN LA MAYOR”
“Junto a Una pequeña música nocturna o el primer movimiento de la Sinfonía en sol menor, la Marcha turca es, sin lugar a dudas, la melodía más conocida de Mozart”, subraya Bosze. “Cualquier niño puede silbarla”, añade.
Este original, no obstante, podría haber seguido mucho tiempo a la sombra si no fuera por el trabajo meticuloso de Balazs Mikusi, de 42 años de edad, su ‘descubridor’.
Designado al frente del departamento de música de la Biblioteca Nacional Szechenyi de Budapest en 2009, este especialista asumió en los últimos cinco años la dura tarea de “hurgar en los sitios más recónditos” de la venerable institución, con el objetivo de desmenuzar metódicamente los innumerables librillos no inventariados que sólo juntaban polvo.
“Cuando encontré este manuscrito, enseguida la grafía me pareció muy ‘mozartiana'”, confía a la agencia de noticias AFP. “Leyendo las notas, mi pulso se aceleró brutalmente cuando me di cuenta de que se trataba de la famosa Sonata en la mayor”, explica, mientras despliega el documento con absoluta precaución.
“Yo no buscaba cosas de Mozart, pero tampoco fue por azar que lo encontré”, revela entusiasmado.
La manera en que el famoso manuscrito terminó en la colección de la biblioteca, creada en 1802 por el rico aristócrata húngaro Ferenc Szechenyi, es todo un misterio. Sobre todo porque, hasta donde se sabe, Mozart nunca viajó a Hungría.
“Se sabe que los Szechenyi tenían buenos contactos en Viena, así como en el mundo de la música, pero el manuscrito pudo haber llegado aquí en otro momento durante los últimos 200 años”, indica Mikusi.
Asimismo, tampoco se sabe por qué la quinta página del manuscrito de la partitura, la que se encuentra en Salzburgo, fue separada del resto. Según el experto, podría haber sido arrancada para ofrecérsela a un comprador adinerado.
El manuscrito original, que será interpretado por primera vez en público este viernes en Budapest por el gran pianista húngaro Zoltan Kocsis, guarda pepitas de oro para los melómanos más avezados: la partitura contiene pequeñas variaciones de notas y ritmo respecto a la versión que pasó a la posteridad, así como correcciones aportadas por el propio compositor.
“Esto no revolucionará nuestra aproximación a Mozart, como tampoco cambia el carácter de la obra, pero nos permite comprender mejor lo que Mozart quiso hacer”, considera Mikusi.
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