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España registra un récord histórico de detenidos por yihadismo desde el 11-M: alarma por la radicalización juvenil en redes
Un 2025 marcado por el aumento de operaciones antiterroristas y por un nuevo perfil de radicalizados
España vuelve a encender las alertas. En lo que va de 2025, los cuerpos de seguridad han detenido a 94 personas por actividades vinculadas al yihadismo, la segunda cifra más alta desde los atentados del 11-M en 2004. Los datos, facilitados por fuentes de investigación especializadas, muestran un cambio profundo en los patrones de radicalización y en el perfil de los implicados.
Según los analistas, los nuevos reclutados ya no responden al modelo tradicional asociado hace una o dos décadas a ciudadanos nacidos en el extranjero. Cada vez son más jóvenes, muchos de ellos nacidos en España, plenamente integrados en el entorno digital y expuestos a un ecosistema de radicalización acelerada a través de redes sociales, videojuegos y aplicaciones de mensajería cifrada.
Operaciones recientes: búsquedas de armas, ejercicios paramilitares y difusión de propaganda
El 20 de octubre, la Policía Nacional detuvo en Huesca a un joven español de 24 años convertido recientemente al islam que buscaba adquirir armas de fuego por internet. El sospechoso, que trabajaba como vigilante de seguridad, realizaba entrenamientos con réplicas de fusiles de aire comprimido y consumía material propagandístico del Estado Islámico. Su actividad digital fue la primera pista que alertó a los especialistas.
Apenas nueve días después, el 29 de octubre, tres hermanos fueron arrestados en Melilla —uno de ellos menor de edad— tras difundir material audiovisual de carácter terrorista. Subían imágenes empuñando machetes de gran tamaño y editaban vídeos en los que exaltaban la violencia y la yihad armada.
Con estas intervenciones, España suma ya 58 operaciones en 2025, que ascienden a 106 detenciones si se cuentan las practicadas en el extranjero con cooperación española.
El ecosistema digital como eje central de la amenaza
Las fuentes antiterroristas consultadas señalan un factor determinante: «Tenemos totalmente monitorizadas las redes sociales e internet y controlados los centros de culto». El ciberespacio es ahora la principal herramienta para captar y adoctrinar, pero también el escenario donde los investigadores detectan comportamientos de riesgo.
Telegram, foros cerrados, canales dedicados a videojuegos y salas de voz en plataformas de streaming son hoy espacios clave para la difusión de propaganda y manuales de ataque. Los expertos destacan la presencia de vídeos manipulados, tutoriales para fabricar artefactos explosivos improvisados, uso de drones y guías para imprimir armas 3D.
El fenómeno de los videojuegos preocupa especialmente. Algunos grupos producen contenido radicalizado diseñado para integrarse en comunidades de gamers, convirtiendo chats y partidas en escenarios de captación discreta entre adolescentes.
IA, desinformación y nuevas formas de manipulación
La inteligencia artificial ha introducido nuevos riesgos: creación masiva de contenido falso, audios generados digitalmente y campañas de desinformación que buscan provocar alarma social. Los expertos en seguridad observan un incremento de perfiles que combinan propaganda clásica con herramientas de IA para difundir mensajes sofisticados y difíciles de rastrear.
Lobos solitarios: el perfil más difícil de detectar
España continúa enfrentándose principalmente a individuos autorradicalizados, sin conexiones orgánicas con grandes organizaciones yihadistas. Este patrón hace que muchos casos escapen a la vigilancia hasta fases avanzadas del proceso de radicalización.
El atentado con machete en la iglesia de La Palma en 2023 y el ataque con hacha en un restaurante de Badalona en 2024 son ejemplos de esta amenaza difusa, basada en acciones impulsivas y de baja sofisticación técnica, pero con potencial letal.
Un perfil que cambia: más jóvenes y con nacionalidad española
Los informes oficiales registran un dato inédito: por primera vez, la nacionalidad española es la más frecuente entre los detenidos por yihadismo. En 2023 representó el 37% del total; en 2024 subió al 44%.
«Es lógico», explican los investigadores. «Son jóvenes nacidos en España, hijos de familias migrantes o con entornos mixtos. Consumen contenido extremo en redes y pueden radicalizarse muy rápidamente».
También se detecta un incremento de menores detenidos —15 en 2024— y de la participación de mujeres en labores de propaganda y adoctrinamiento online.
España mantiene el nivel 4 de alerta antiterrorista
Desde 2015, España se encuentra en nivel 4 de alerta antiterrorista. La guerra en Gaza desde octubre de 2023 intensificó aún más la vigilancia, acelerando investigaciones y reforzando la coordinación entre Policía Nacional, Guardia Civil y CNI.
Aunque España ha logrado frenar numerosos intentos, las autoridades insisten en que la amenaza persiste y evoluciona. El reto actual es anticipar comportamientos radicales que surgen en entornos digitales donde el anonimato y la velocidad de difusión dificultan la detección temprana.