Más de 100 organizaciones, incluidas Greenpeace y Ecologistas en Acción, migran de X como protesta por el sesgo ideológico de Elon Musk, mientras Facebook, con un historial polémico, sigue siendo su plataforma de referencia.
El panorama de las redes sociales está en plena reconfiguración, y no precisamente por innovaciones tecnológicas. El próximo 20 de enero, más de 100 organizaciones ecologistas, entre ellas Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigas de la Tierra, abandonarán X, la plataforma de Elon Musk, como protesta por lo que consideran una deriva ideológica y la promoción de desinformación. Curiosamente, muchas de estas entidades siguen activas en Facebook, una red que arrastra su propio historial de controversias relacionadas con la manipulación política y el sesgo informativo.
Por qué abandonan X y migran a Bluesky
Las organizaciones han señalado varios motivos para su decisión de abandonar X, que incluyen:
- La “instrumentalización política” de la red social por parte de Musk. Acusan al multimillonario de utilizar la plataforma para amplificar discursos de extrema derecha y favorecer intereses políticos específicos.
- El aumento de la desinformación. Entre los ejemplos recientes, se incluye la difusión de un vídeo falso de Kamala Harris promovido por Musk, que fue ampliamente desmentido por verificadores de hechos.
- Un entorno tóxico. Las organizaciones consideran que X se ha convertido en un espacio que fomenta el odio, los bulos y las opiniones extremas, en contraste con el espíritu original de Twitter como lugar de debate público.
Roberto Herreros, portavoz de Ecologistas en Acción, afirmó que aunque X fue útil en su momento para crear comunidades y promover acciones, hoy es “una herramienta mucho más unidireccional, sesgada y polarizante”.
Como alternativa, las organizaciones han optado por Bluesky, una plataforma que consideran más abierta y menos orientada a la manipulación algorítmica. “En Bluesky tenemos más interacciones con 5.000 seguidores que en X con 160.000 o en Facebook con 300.000”, explicó Herreros.
La paradoja de Facebook: un historial manchado que aún convence
Sin embargo, el compromiso de estas organizaciones con la “libertad digital” contrasta con su permanencia en Facebook. A lo largo de los años, esta red ha estado en el centro de escándalos, como la manipulación de datos de Cambridge Analytica y su papel en la propagación de noticias falsas durante elecciones clave, incluida la de Donald Trump en 2016.
Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ha pasado de disculparse por los problemas de la plataforma a adoptar un enfoque más permisivo bajo la bandera de la “libertad de expresión”. Recientemente, Meta anunció el fin de su programa de verificación de datos, una decisión que ha suscitado críticas de académicos y periodistas, quienes ven en ello un retroceso en la lucha contra la desinformación.
¿Es Facebook mejor que X?
El contraste entre el rechazo frontal a X y la permanencia en Facebook genera preguntas sobre la coherencia de las organizaciones que abogan por la ética en las redes sociales. Aunque Facebook ha adoptado medidas para moderar contenidos, su historial de sesgo político y priorización de beneficios sobre transparencia es bien conocido.
La decisión de abandonar una red mientras se continúa utilizando otra con problemas similares sugiere que, más allá de los principios, también hay factores prácticos en juego. Facebook sigue siendo una plataforma dominante, con un alcance y una infraestructura que otras redes no pueden igualar.
Bluesky: ¿un regreso al idealismo digital?
La migración a Bluesky parece un intento de estas organizaciones por recuperar la esencia de lo que fue Twitter en sus primeros años: una plataforma para el diálogo abierto y la creación de comunidades. Sin embargo, la pregunta es si una red más pequeña podrá mantenerse fiel a esos valores a medida que crezca.
Reflexión final: ¿una solución o un cambio simbólico?
La decisión de abandonar X y migrar a Bluesky tiene un valor simbólico innegable, pero plantea interrogantes sobre el verdadero impacto de este movimiento. Si la lucha es contra la desinformación y el sesgo, ¿es suficiente con salir de una red social mientras se ignoran los problemas de otras?
¿Se trata realmente de un cambio hacia plataformas más éticas o de una protesta puntual que no aborda las raíces del problema? Y lo más importante, ¿pueden las redes sociales convertirse en espacios verdaderamente neutrales y responsables en un mundo cada vez más polarizado?