Periodista.
Seguro que puede recordar qué estaba haciendo el día que el expresidente de la Generalitat, Alberto Fabra, comunicaba que Radio Televisión Valenciana (RTVV) cerraba sus puertas. Seguro que también puede recordar qué estaba haciendo el día que Canal 9 cortaba su señal y hoy, dos años después de aquel 29 de noviembre, seguramente ya se haya habituado a no tener una televisión pública en valenciano. Aquel día, nuestros políticos consiguieron situar la ciudad de Valencia en el mapa europeo. El gran sueño de la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se hacía realidad pero no precisamente de la manera que le hubiese gustado. En toda Europa se hablaba de la Comunidad Valenciana, sí, pero no por el Valencia Street Circuit o la Copa América sino porque acababan de un plumazo con nuestra radio y nuestra televisión públicas.
A lo largo de los años criticamos cómo se encontraban al servicio del Partido Popular, politizada de una manera que resultaba escandalosa. Pero ¿acaso no lo es hoy en día Televisión Española? Está muy de moda el programa de Bertín Osborne, cantante, actor y presentador según Wikipedia. Desafortunadamente no he podido ver todos los programas pero con un par creo que ha sido suficiente. Es el típico ‘Made in Spain’. El hombre tiene gracia y el programa es entretenido pero, ahí tenemos a nuestro querido macho ibérico que, evidentemente, no cocina porque de eso ya se encarga su mujer quien, por lo visto, no trabaja. ¿Cuántas familias en España viven ahora sólo con el sueldo del hombre de la casa? Porque, me van a perdonar, pero las mujeres nos incorporamos al mundo hace ya unos añitos.
No me puedo creer todavía que estos estereotipos aparezcan en horario de máxima audiencia. Cuando ocurrieron los atentados de París, podemos contar con los dedos de una mano las televisiones de ámbito nacional que cortaron sus programaciones, decisión que les hizo recibir críticas a diestro y siniestro. Mientras tanto, la British Broadcasting Corporation (BBC) emitía en su canal BBC1 el BBC News at Ten, un informativo diario nocturno de 25 minutos de duración. A esa hora ya conocíamos lo que estaba ocurriendo en París y, lógicamente, la televisión pública se encargaba de informar acerca de ello. Mientras veía expectante cómo la primera televisión nacional tenía allí al pie del cañón a su corresponsal, los ingleses se dedicaban a criticar el informativo. Un servicio público que consideraban que podía mejorar.
Durante muchos años los valencianos también criticamos el modelo de RTVV, sobra decir que la audiencia que tenía brillaba por su ausencia. Entorno a un 4% de share es una cifra insignificante. Pero ¿qué paso una vez conocimos la noticia? Los profesionales de la casa se pusieron las pilas. No voy a entrar en si fue tarde o no, la historia es que lo hicieron y su audiencia se disparó. A las 9:15 del 29 de noviembre alrededor de 180.000 espectadores estaban delante de sus televisores expectantes. A lo largo de esas semanas habíamos podido ver cómo la presentadora de los informativos era arropada por una gran parte de sus compañeros durante la lectura del comunicado de cierre o cómo entraba en las instalaciones la Policía Nacional para cortar la emisión.
A día de hoy, sabemos que fue una decisión política muy equivocada. Al Partido Popular sólo le ayudó a sumar puntos a la balanza del desgaste mientras que la oposición obtuvo un arma electoral muy fuerte. Los representantes de Comprimís y el PSPV, ahora en el poder, han manifestado en numerosas ocasiones su deseo de tener una televisión pública de calidad y en valenciano. Incluso el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, afirmó que quería tenerla en marcha en octubre de este año. No ha sido así. Seis meses después, el tema sigue en el aire. Donde dije digo… Veremos qué pasa.