Miguel Légor.
En rueda de prensa del pasado día 6 de este mes el Gerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, Ángel García de la Bandera, expuso que la mejora económica y el aumento de actividad han dejado más en evidencia el disparate que ha supuesto para el devenir de la entidad autonómica el ERE realizado en el 2013 para recortar gastos aunque fuera a costa de efectuar peores servicios.
A la lógica de aumentar frecuencias para captar más viajeros se contraponen la falta de capacidad en algunos trazados, como es el caso de la vía única en las secciones Alboraya-Rafebunyol, Torrent-Picassent y Paterna-La Canyada, y de conductores, ya que no hay ni siquiera los suficientes para atender los servicios actuales. Se da la paradoja que sobran trenes, porque compraron demasiados e incluso tienen que malvender 18 que entraron en servicio en 1995, y no hay personal que los conduzca.
El Gobierno Valenciano debe apoyar al máximo la demanda que el Director Gerente ha hecho por escrito al Ministerio de Hacienda para revertir el nefasto ERE del 2013. Sería ridículo y vergonzoso que en el año que las Fallas estrenan ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ciudadanos y visitantes vieran grandemente dificultados sus desplazamientos por una huelga de metro y tranvías.
Mientras que el Consell es partidario que quienes conduzcan los trenes y atienden la seguridad sean empleados de Metrovalencia, la ley que limita la contratación de trabajadores sí que permite externalizar, es decir privatizar los servicios.
Ello, en una entidad autonómica que desde el mencionado año 2013, que paradoja, está recuperando viajeros, y los empleados han firmado nuevo convenio colectivo después de cinco años sin tenerlo.