El Péndulo | Ana López.- Grandes colas de público con sus mejores galas. Era la primera imagen que se podía ver a las puertas del Palau de la Música antes del tradicional concierto de año nuevo, que se celebró el pasado martes en este auditorio. Pasaron algunos minutos de las 20:30 (hora para la que estaba previsto que diera comienzo la actuación) y aún los oyentes estaban acomodándose en sus asientos.
La puntualidad es algo difícil de controlar cuando se trata de un concierto de estas características, y es que tanto como el que es asiduo al Palau, como el que no lo es, no quería perderse una cita musical tan señalada como el concierto de año de la vienesa Strauss Festival Orchestra. La formación no previó esta gran afluencia de público. Saltó a la vista cuando los programas del concierto se terminaron y faltando más de la mitad de la sala por tener esta pequeña guía.
Los focos del patio de butacas se apagaron y comenzaron a salir al escenario los músicos de la orquesta. Todos acomodados. Un ‘do’ para afinar. Y llegó el maestro. El concierto podía comenzar.
Fueron más de dos horas de concierto (con un breve descanso de apenas diez minutos) en las que los allí presentes pudieron disfrutar de una cuidada selección de los valses, polkas y marchas vienesas más conocidas como ‘Napoleón’, ‘Sangre vienesa’, ‘Klipp Klapp’, ‘Fiesta de las flores’, ‘El barón gitano’ o ‘El vals del Emperador’.
Pero no todo fue música sobre el escenario. Esta cita también invitó al baile y al canto. Diez bailarines del Strauss Festival Ballet acompañaron con sus suaves y delicadas danzas más de la mitad de las obras del concierto. Destacó la elegancia del vestuario, un vestuario acorde con la época de las melodías que sonaron en la Sala Iturbi aquella noche. Pero sin duda, la estrella fue la soprano que acompañó a la orquesta durante la actuación, quien llevó su voz a todos los rincones de la sala dejando boquiabiertos a lospresentes.
Durante el concierto pudimos ver como la lluvia se dejaba ver en la sala Iturbi, algo que los valencianos agradecieron, y es que poco se ha dejado ver este fenómeno en Valencia en los últimos meses. Fue el momento de ‘Truenos y relámpagos’, partitura para la que el director salió a escena bien protegido, a la par que elegante, con su paraguas. Pudimos cantar villancicos populares. Con un esfuerzo extra de la soprano (porque no es su lengua natal), partitura en mano para no perderse, la cantante logró conseguir que ‘los peces en el rio’ volvieran a beber un año más. Y pudimos brindar por adelantado con los músicos, el ballet y la cantante al final de la polka ‘Champagne’.
Para finalizar, como no podía ser de otro modo, la orquesta Strauss cerró con el vals ‘El Bello Danubio Azul’, obra nunca ha de faltar en la programación de este concierto. Seguidamente el maestro unió otra de las obras por excelencia de esta actuación A ritmo de palmas, la sonrisa se dibujó en la cara del público, sabían que el momento de la melodía con la que se despide el año había llegado. El 2016 podía comenzar, la ‘Marcha Radetzky’ acababa de terminar.
La orquesta
La Strauss Festival Orchestra está integrada por profesores y solistas de la mayor calificación musical, y tiene como objetivo mantener vivas las expresiones artísticas típicamente vienesas. La formación ha viajado a lo largo del planeta con esta producción, siendo más de 4.000.000 de espectadores los que han podido disfrutar de su arte. Un arte basado en el rigor melódico de las partituras de la familia Strauss.