Rita Barberá
Alcaldesa de Valencia
Un año más, el difícil momento por el que estamos atravesando, esta crisis económica que parece no tener fondo, sigue condicionando nuestras vidas en todos los aspectos, también a la hora de celebrar la conmemoración de la conquista de Valencia por el rey Jaime I y todo lo bueno que para el pueblo valenciano supuso tan histórico acontecimiento.
Sé que es imposible olvidarse de las dificultades, abstraerse de las terribles consecuencias de una situación que nos golpea desde hace demasiado tiempo, pero, precisamente por ello, en este día tan grande y señalado, de orgullo y reivindicación, quiero hacer un llamamiento a la esperanza y a la unidad, indispensables para salir adelante, para que las virtudes de este pueblo, su modelo de sociedad basado en la excelencia y la eficacia, se conviertan en la mejor herramienta y el más sólido apoyo para recuperar la senda del bienestar, para volver a crear empleo, para contemplar como abren sus puertas nuevamente muchas de las empresas y negocios que se han visto obligadas a cerrarlos en los últimos tiempos.
Como alcaldesa de Valencia llevo muchos meses empeñada en contar buenas noticias económicas que avalen ese llamado a creer en un futuro mejor.
Hace tan sólo unos días, con motivo de la apertura de su sede en Valencia de una conocida tienda de artículos deportivos, recordaba como en esta difícil coyuntura son muchas las empresas de prestigio internacional que han decidido confiar en Valencia, apostar por esta tierra desde la iniciativa privada, creer en esta Valencia mediterránea y laboriosa dispuesta, también por el camino de la agilización administrativa y la simplificación de procesos burocráticos, a dar el máximo de facilidades a quienes decidan establecerse entre nosotros y desarrollar aquí su actividad económica.
Estoy hablando de Decathlon, de Mediterranean Shipping Company, de Appel, de Plugg&Play, el Berklee College of Music de Boston, de Telefónica o de Valencia Passenger Services, de cuya elección de Valencia tenemos que sentirnos orgullosos y entenderla como una clara demostración de nuestro potencial como ciudad, de nuestra capacidad para seguir adelante desde la estabilidad política y la seguridad jurídica, desde nuestra plena convicción en las bondades de la unidad de mercado y la apuesta por la investigación, la innovación y las nuevas tecnologías en la que con enorme brío está inmersa Valencia.
Sabemos que podemos, que contamos con todo lo necesario para seguir avanzando, que Valencia es una ciudad llena de potencial en la que se puede confiar, una ciudad que cree en su capital humano, y especialmente en sus jóvenes sobradamente preparados, en sus universidades, en el dinamismo de sus empresarios, en su capacidad logística, en ese puerto que ocupa el primer lugar en tráfico de contenedores entre todos los del Mediterráneo… Cuando otros nos eligen, cuando optan por venir aquí, cuando comprueban que somos capaces de tramitar una licencia en el menor tiempo posible, nos están recordando el valor de Valencia, y que ésta es una ciudad que tiene mucho que ofrecer, enormes posibilidades para todo tipo de iniciativas.
En un momento de extraordinaria convulsión económica y social que algunos aprovechan para lanzar sus provocaciones, sus órdagos al estado democrático, para buscar en la actual debilidad económica una espuria coartada para consumar sus objetivos secesionistas, los valencianos queremos ser un ejemplo y un referente de lealtad y de servicio a España en las duras y las maduras, demostrar que creemos firmemente que juntos somos más fuertes, que nos sentimos pieza esencial de una gran nación democrática basada en la diversidad y el autogobierno de sus Comunidades Autónomas, de esa España plural a la que los valencianos siempre hemos entregado nuestros mejores esfuerzos.