Kate Warne, la primera detective de Estados Unidos que salvó la vida de Abraham Lincoln

12 de noviembre de 2025 | Redacción

Una mujer decidida en un mundo de hombres

En 1856, una joven viuda de veintitrés años llamada Kate Warne entró decidida en la oficina de la Agencia de Detectives Pinkerton en Chicago. Sin miedo y con una convicción poco común para su época, se dirigió a Allan Pinkerton, fundador de la agencia: “He visto su anuncio y quiero solicitar el trabajo”, dijo con firmeza. Pinkerton, sorprendido, respondió que estaban buscando un nuevo detective, no personal de oficina. Kate, sin inmutarse, replicó: “Estoy aquí para solicitar el puesto de detective”. Su argumento fue brillante: las mujeres podían acceder a lugares y confidencias donde los hombres no llegaban. “Podemos ganar la confianza de esposas y novias de los sospechosos. Los hombres bajan la guardia ante nosotras, y tenemos un ojo agudo para los detalles”. Impresionado por su lógica y determinación, Pinkerton la contrató, haciendo historia.

De aprendiz a leyenda

Kate Warne demostró pronto su talento. En uno de sus primeros casos, entabló amistad con la esposa de un sospechoso de malversación y logró recuperar el dinero robado. En otro, se hizo pasar por adivina para obtener una confesión directa del culpable. Su éxito llevó a Pinkerton a crear la primera Oficina de Detectives de Mujeres en el mundo, con Kate al frente. Pero su mayor hazaña aún estaba por llegar.

El complot de Baltimore y la vida de Lincoln

En 1861, Pinkerton fue contratado para investigar amenazas contra el ferrocarril de Wilmington y Baltimore. Lo que descubrió fue un plan para asesinar al presidente electo, Abraham Lincoln, durante su paso por la ciudad de Baltimore. Kate fue asignada al caso más peligroso de su carrera. Bajo la identidad de la “Señora Cherry”, una dama sureña simpatizante de la causa confederada, se infiltró en el movimiento secesionista y descubrió los detalles del atentado planeado. Gracias a su información, Pinkerton ideó un plan audaz: Lincoln viajaría en secreto, disfrazado de inválido, acompañado por Kate haciéndose pasar por su cuidadora. El plan funcionó. Lincoln llegó sano y salvo a Washington, y el complot quedó frustrado. De aquella noche nacería el lema que definiría a la agencia: “We never sleep” (“Nunca dormimos”).

Espionaje y legado

Durante la Guerra Civil, Warne lideró misiones encubiertas, recolectó inteligencia y se infiltró entre simpatizantes confederados. Su habilidad, valor y discreción la convirtieron en una pieza clave para la Unión. Tras el conflicto, continuó trabajando como agente encubierta y formadora de nuevas generaciones de mujeres detectives. Murió joven, a los 34 años, víctima de una neumonía en 1868. Allan Pinkerton escribió sobre ella: “Ella nunca me falló”. Kate Warne fue enterrada en el cementerio de Graceland, en la parcela de la familia Pinkerton, símbolo de respeto eterno hacia quien abrió las puertas del mundo de la investigación a las mujeres.

Una pionera olvidada que cambió la historia

Más de siglo y medio después, su nombre sigue inspirando a mujeres y hombres que desafían los límites impuestos. Kate Warne no solo salvó la vida de Abraham Lincoln: salvó la idea misma de que el talento no tiene género. Su legado permanece bajo el lema que ella encarnó mejor que nadie: el deber no duerme nunca.

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