La casa de «Tócame Roque»: el primer expediente X español que sacudió Madrid

Golpes en las paredes, muebles que se movían solos y funcionarios perplejos en plena España ilustrada

Redacción | 14 de noviembre de 2025

Mucho antes de que la palabra «poltergeist» se pusiera de moda, Madrid ya tenía su propio caso imposible. Una humilde vivienda del siglo XVIII, en la zona de la calle del Barquillo, se convirtió en escenario de ruidos inexplicables, muebles que aparecían desplazados y funcionarios incapaces de encontrar una explicación. Aquella casa, conocida como la de «Tócame Roque», está considerada por muchos investigadores como el primer gran expediente X español.

Un misterio en el corazón del Madrid ilustrado

El caso estalla en un momento clave de la historia de la capital. Bajo el reinado de Carlos III, Madrid se moderniza, se pavimentan calles, se levantan edificios nobles y se impulsa un espíritu más racional y científico. Sin embargo, en medio de ese contexto ilustrado, una casa sencilla, habitada por gente común, se convierte en foco de rumores, miedos y fenómenos imposibles.

Los vecinos comienzan a hablar de golpes que se escuchan a deshoras, de ruidos que recorren la estructura del edificio como si algo invisible se desplazara por dentro de las paredes. Lo que en un primer momento se achaca a la mala construcción o al simple chismorreo del barrio pronto adquiere dimensiones mucho más inquietantes.

El curioso origen del nombre «Tócame Roque»

El apodo de la casa nace de una historia tan humana como estruendosa. En el inmueble convivían dos hermanos, Roque y Jorge, enfrentados desde hacía tiempo por cuestiones de herencia y propiedad. Las discusiones entre ambos eran tan frecuentes y tan airadas que las frases que se gritaban de un lado a otro de la vivienda acabaron filtrándose a la calle.

Entre los insultos, amenazas y reproches, una expresión se repitió tantas veces que quedó asociada para siempre al lugar: «¡Tócame, Roque!». Con el paso del tiempo, los madrileños empezaron a llamar al edificio la casa de «Tócame Roque», un nombre que sobreviviría incluso a la desaparición del inmueble original.

Ruidos, golpes y sombras: cuando el misterio se desborda

Más allá de las broncas familiares, la casa comenzó a cobrar fama por algo mucho más perturbador. Varios vecinos de la zona empezaron a relatar fenómenos difíciles de encajar en la vida cotidiana:

• Golpes secos en techos y paredes que parecían no venir de ninguna estancia concreta.
• Muebles que amanecían cambiados de sitio sin que nadie afirmara haberlos movido.
• Voces que parecían salir de habitaciones vacías o de pasillos oscuros.
• Sombras que cruzaban fugazmente por las puertas entornadas, aun cuando la casa estaba supuestamente vacía.
• Vibraciones en toda la estructura del edificio, como si algo pesado se arrastrara por el interior.

A medida que los testimonios se multiplicaban, el vecindario se dividía entre quienes veían ahí la mano del demonio, quienes sospechaban de un engaño interesado y quienes, sencillamente, no encontraban manera de explicarlo.

La investigación oficial: cuando el Estado entra en escena

El asunto dejó de ser un simple cotilleo de barrio cuando las autoridades recibieron quejas formales por los ruidos y el revuelo que se formaba diariamente frente al inmueble. Alguaciles y funcionarios se desplazaron hasta la casa con la intención de verificar lo que estaba ocurriendo y, sobre todo, devolver la calma a la zona.

Lo que sucedió entonces es uno de los puntos clave que convierten este caso en algo tan especial: algunos de esos agentes aseguraron haber oído también los golpes, los ruidos inexplicables y las vibraciones. No hablamos ya de rumor popular, sino de hechos recogidos en actas e informes de la época.

Los funcionarios inspeccionaron techos, suelos, tabiques, vigas y zonas colindantes. Buscaron agujeros, mecanismos, pequeños túneles o cualquier truco capaz de justificar el alboroto. Pero no encontraron nada concluyente. El eco de los golpes seguía sin rostro y sin origen claro.

Hipótesis racionales que no terminan de encajar

Fiel al espíritu ilustrado de la época, se intentó buscar explicaciones lógicas a toda costa. Entre las hipótesis que circularon en aquel tiempo destacaron varias:

• Defectos estructurales del edificio que provocaban crujidos y golpes internos.
• Grietas y huecos en muros y vigas que amplificaban ruidos procedentes de otras viviendas.
• Bromas pesadas o maniobras de algunos vecinos para ridiculizar a los hermanos o sacar provecho de la fama de la casa.
• Un posible montaje interesado para obtener algún tipo de beneficio económico o llamar la atención de las autoridades.

Sin embargo, ninguna de estas teorías logró explicar por qué los golpes parecían, en ocasiones, responder al momento en que llegaban los funcionarios, o por qué algunos fenómenos se repetían incluso con la casa casi vacía y vigilada.

La Iglesia toma parte: exorcismos y bendiciones

Con la situación cada vez más enrarecida, la casa de «Tócame Roque» acabó llamando también la atención de clérigos y religiosos. Eran tiempos en los que la frontera entre la explicación racional y la interpretación sobrenatural seguía siendo muy fina, y cualquier suceso extraño podía atribuirse a influencias malignas.

Se llevaron a cabo bendiciones, oraciones específicas y algún exorcismo menor. Se asperjaron las habitaciones con agua bendita y se pidió a los moradores que mantuvieran una vida piadosa, alejando supersticiones o prácticas consideradas peligrosas para la espiritualidad. A pesar de estos esfuerzos, los testimonios sobre golpes y ruidos continuaron, aunque de forma intermitente.

Turismo del misterio en pleno siglo XVIII

A medida que el caso se extendía por Madrid, la casa de «Tócame Roque» se convirtió en una especie de atracción antes de que existiera el concepto de «turismo paranormal». Cada día se acercaban curiosos para ver la fachada, preguntar a los vecinos o, con algo de suerte, escuchar algún ruido desconcertante.

Cronistas y gentes de letras dejaron constancia de la historia. Zapateros, artesanos, lavanderas, soldados, amas de casa… todo tipo de personas aseguraban haber oído o sentido algo extraño relacionado con aquella vivienda. El misterio, amplificado por la imaginación popular, terminó ocupando un lugar destacado en el imaginario madrileño.

El final de la casa maldita

Con el paso de los años, entre el desgaste físico del edificio y la incómoda fama que lo rodeaba, la casa fue perdiendo su función habitual hasta que acabó siendo reformada y, finalmente, demolida. En su lugar se levantarían otras construcciones, más acordes con la evolución urbana de la capital.

Sin embargo, el nombre de «Tócame Roque» sobrevivió al ladrillo. La expresión pasó al lenguaje popular como sinónimo de jaleo, desorden o lugar conflictivo, pero bajo ese uso coloquial se esconde una historia de ruidos inexplicables, investigaciones oficiales y fe enfrentada a lo desconocido.

¿Por qué se habla del primer expediente X español?

Hoy, al revisar el contexto y los testimonios, muchos investigadores del misterio consideran la casa de «Tócame Roque» como el primer gran expediente X español por varios motivos:

• Fue un caso con intervención directa de autoridades civiles, que redactaron informes sobre lo ocurrido.
• Contó con testimonios de funcionarios que afirmaron haber presenciado fenómenos extraños.
• La Iglesia se implicó de forma activa, valorando la posibilidad de una causa sobrenatural.
• El impacto social fue enorme, convirtiendo el caso en un fenómeno mediático dentro de su tiempo.

Más de dos siglos después, la casa ya no existe, pero su historia sigue viva en libros, crónicas y en la memoria cultural de la ciudad. Es el recuerdo de una época en la que la razón empezaba a imponerse, pero en la que todavía quedaba espacio para lo inexplicable.

Un eco del pasado que todavía inquieta

La casa de «Tócame Roque» nos recuerda que, incluso en épocas de progreso y aparente claridad racional, el ser humano sigue buscando respuestas a aquello que se le escapa de las manos. En la frontera entre el ruido y el silencio, entre la fe y la duda, aquel pequeño inmueble madrileño se convirtió, sin quererlo, en el escenario perfecto para una historia de misterio que todavía hoy despierta curiosidad.

Quizá nunca sepamos qué produjo realmente aquellos golpes, aquellas voces y aquellas sombras. Pero, precisamente por eso, la casa de «Tócame Roque» sigue ocupando un lugar privilegiado en la historia del misterio español: como el primer expediente X de un país que, desde entonces, no ha dejado de coleccionar enigmas.

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