El Péndulo | Redacción.-La mítica pastelería La Rosa de Jericó celebra estos días 125 años de historia, preservando la tradición de la repostería tradicional valenciana y apostando por las nuevas tendencias en la alta pastelería.
Todo comenzó allá por 1890, cuando el bisabuelo del clan Jericó, Juan Manuel, abandonara su pueblo natal (Puebla de Valverde, Teruel), para partir rumbo a Segorbe, por aquel entonces enclave próspero y populoso, donde lo acogerían como aprendiz en el obrador de una pastelería con tan sólo 12 años. Ya en 1929, casado y con cuatro hijos, la familia se trasladaría a Valencia, para hacerse cargo de la antigua Pastelería de Las Estrellas, en la calle Comedias.
A partir de aquí, se introduce de lleno en la sociedad valenciana, luchando codo a codo con las grandes enseñas de la pastelería en la ciudad como eran Postres Martí, Nestares, Rivoli o el mismo Barrachina. No en vano, en la Rosa de Jericó se formaban los futuros maestros pasteleros que posteriormente abrían su propio negocio en el centro de la ciudad.
Ya en los años 50 LRDJ se traslada al enclave de la calle de la Paz, auténtico centro de ocio y comercio de la ciudad, punto de partida y llegada de paseos dominicales hacia la antigua Plaza del Caudillo, o hacia la calle Ruzafa, donde se concentraban cines en los que se proyectaban películas como Gilda, que dio el nombre a un famoso pastel en LRDJ. Eran épocas de azúcar de estraperlo, en las que ya Carlos Jericó (padre) comenzaría su gerencia del negocio familiar, traduciendo los libros de recetas heredados de su padre, de libras y onzas a kilos y litros, pero sin perder la esencia de dulces y postres como el Pan Quemado, la casca o rosca valenciana, la naranja confitada o el merengue de toda la vida.
Referente en pastelería
LRDJ se afianzó como referente de la pastelería más vanguardista y sofisticada, absorbiendo todas las tendencias que venían fundamentalmente de Francia; y también aportando creaciones nuevas que se implantaron con éxito (como la inglesita o la tarta de punta de diamante) entre la sociedad valenciana más variada y por qué no decirlo, célebre.
Entre la clientela habitual de LRDJ se encontraban artistas, pintores, cantantes, futbolistas, políticos e incluso la realeza, nombres que detalla Carlos Jericó hijo, actual gestor del negocio familiar, que se traslada en el año 83 a su actual ubicación, en la calle Hernán Cortés, en pleno centro de Valencia, ya volcado en torno a la calle Colón y la parte noble de la ciudad.
Secreto en dulce
Carlos Jericó, explica que uno de los secretos que han aportado una longevidad tan importante en un negocio tan “pequeño” como el suyo, es haber mantenido el equilibrio entre la confitería tradicional, cargada de rituales, visitar LRDJ el día de Sant Donís o en el periodo de comuniones para ver su escaparate es una delicia, y las nuevas tendencias que apuestan por una pastelería con menos azúcar, donde domina más el chocolate, y materia prima de altísima calidad.
Desde hace algunos años, además, LRDJ se ha volcado en obtener presencia, y nuevos consumidores, en la red. Según nos comenta Carlos, todas las semanas salen envíos a rincones muy lejanos de España con encargos ad-hoc, a través de la tienda on line.
Para celebrar estos 125 años endulzando los paladares más exigentes en Valencia, LRDJ ha puesto en marcha una iniciativa curiosa: abrir todos los domingos del mes de Octubre y poner a disposición de todos sus clientes, su surtido más completo de dulces, pasteles, bombones, tartas… , a un 50% de descuento.
Una ocasión única y exclusiva para degustar refinados chocolates, pasteles de yema, tocinos de cielo, chantillys y decenas de caprichos dulces más.