PACO GUARDEÑO. PORTAVOZ DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS DE BENIMACLET
Hace ocho años se inauguraba una nueva vía que ejercía de circunvalación a la ciudad de Valencia, la cual denominaron “Ronda Norte”, y que como su nombre indica va paralela a los barrios del norte de la ciudad: Benimaclet, Orriols, Torrefiel, Benicalap…
Para el barrio de Benimaclet, que es el que más conozco por residir en él, la aparición de esta amplia carretera supuso una nueva frontera. En este caso una frontera entre la zona urbana y la escasa huerta que aún nos quedaba.
Por lo visto, Benimaclet está condenado a vivir con fronteras: En las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado sufrió la frontera producida por el “Trenet” y el muro edificado a lo largo de toda la calle Dr. Vicente Zaragozá, bajo orden del último alcalde franquista, Ramón Izquierdo, y a partir del presente milenio nos toca sufrir con la frontera de la Ronda Norte.
Antes de existir la Ronda Norte, numerosos vecinos del barrio de Benimaclet teníamos por costumbre pasear, correr, o ir en bicicleta, por el Camino de Farinós hacia el carril bici de la antigua “vía churra”, conocida en términos más modernos e intelectuales como “vía augusta”, o en términos cachondos “ruta del colesterol”. Algunos, en muchas ocasiones, ampliábamos nuestra ruta y seguíamos recto hasta la Ermita de Vera.
Pues bien, esa práctica tan sana, tanto para nuestro cuerpo como para nuestra vista, por lo que suponía la presencia de la huerta, se fue al traste con la aparición de la Ronda Norte. La existencia de una vía de varios carriles por cada dirección.
La presencia de numeroso tráfico la mayor parte del día, así como la manía de que los semáforos estén pensados para los coches en vez de para las personas, hace que la “ruta del colesterol” se efectúe por las aceras de la Ronda Norte, bien en dirección hacia las Universidades, o bien hacia los barrios hermanos de Orriols o Torrefiel, pero con la salvedad de que en vez de huerta tenemos la vista y el ruido del tráfico.
Evidentemente, como vía de descongestión del tráfico en la ciudad, particularmente en Primado Reig, Peset Aleixandre…ha supuesto un gran avance.
Ocho años después de inaugurada echamos en falta una línea de autobuses que realicen un servicio parecido al de las líneas 89 y 90 por la circunvalación de Tránsitos, y que den servicio por tanto aq los barrios arriba mencionados con las Universidades de la Politécnica y Tarongers por un lado, y Poblados Marítimos con las Universidades de Burjasot, Feria de Valencia, futuro campo del ValenciaC.F, etc…
Entendemos, y en eso coincidimos con el programa municipal de EUPV del Distrito de Exposición, que la plataforma existente para bus – taxi, y en desuso desde la inauguración de la Ronda, sea reconvertido en carril bici. Cualquier persona que recorra andando o circulando en bicicleta por la zona aprueba sin duda esta propuesta.
La Ronda Norte por tanto ejerce de frontera, o dique, artificial. Eso es una realidad para los vecinos de Benimaclet, malacostumbrados como estábamos en nuestra relación diaria con la huerta y nuestros paseos hacia el este buscando el litoral marítimo. Eso, a mi parecer, ha supuesto una pérdida en la calidad de vida medio ambiental del barrio. Pero la Ronda Norte ha sido la excusa para algo mucho peor: la recalificación de la huerta no urbanizable en urbanizable, tal y como finalmente ha quedado aprobada por el gobierno municipal, “nada popular”, del Partido Popular.
VLC Ciudad. Redacción