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La tumba de Victor Noir en París: la escultura que se convirtió en un amuleto de fertilidad




Un mito moderno en el cementerio de Père Lachaise
En el corazón del histórico cementerio de Père Lachaise, uno de los más visitados de Europa, se encuentra una de las tumbas más singulares y comentadas de París: la de Victor Noir, periodista fallecido en 1870 y convertido, más de un siglo después, en protagonista de un inesperado ritual asociado a la fertilidad.
La escultura funeraria actual, obra de Patrick Magaud en 1984, representa el cuerpo del joven periodista tal y como apareció tras su muerte: tendido, con el sombrero caído a un lado y una marcada protuberancia en la zona genital que, con el tiempo, se ha convertido en el eje de un curioso fenómeno cultural.
El rito: besar, dejar una flor y frotar la escultura
Desde finales de los años ochenta, la escultura ha sido rodeada de supersticiones y rituales populares. Según el mito, quienes buscan aumentar su fertilidad deben:
- besar los labios de la estatua,
- colocar una flor en el sombrero de bronce,
- y frotar la zona genital de la escultura.
La repetición del gesto ha dejado un evidente efecto: la zona ha adquirido un brillo destacado en contraste con el tono oscuro del resto del bronce, prueba del paso constante de manos y visitantes.
Una leyenda que trasciende su origen
La “tradición” no tiene fundamento histórico ni vínculo con la vida de Victor Noir, cuyo asesinato se convirtió en símbolo político durante la Tercera República francesa. Aun así, el ritual ha logrado perdurar en el imaginario turístico y social, atrayendo cada día a visitantes que acuden en busca de buena suerte, romanticismo o simple curiosidad.
Con el tiempo, este gesto se ha convertido en una de las estampas más comentadas del cementerio, al nivel de otras tumbas célebres como las de Edith Piaf, Oscar Wilde o Jim Morrison.
Un lugar icónico del turismo cultural parisino
Hoy, la tumba de Victor Noir es una parada habitual en los recorridos guiados por Père Lachaise. Para muchos visitantes representa un ejemplo fascinante de cómo el arte funerario puede transformarse en un símbolo popular totalmente alejado de la intención inicial del escultor.
Entre la mezcla de mito urbano, humor involuntario y tradición espontánea, esta tumba continúa siendo uno de los lugares más curiosos y fotografiados del cementerio.
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