Índice de contenidos
La UE dejará de importar gas ruso en 2027 y fija el fin del petróleo para finales de ese año
3 de diciembre de 2025 · Redacción

La Unión Europea ha acordado poner fecha de caducidad a la compra de combustibles fósiles rusos. Los negociadores del Consejo y del Parlamento Europeo han cerrado un pacto para que el bloque deje de importar gas natural de Rusia a partir de septiembre de 2027 y, de manera gradual, elimine también las importaciones de petróleo ruso antes de que termine ese mismo año.
Calendario para el fin del gas ruso
El acuerdo fija un calendario diferenciado para el gas natural licuado (GNL) y para el gas que llega por gasoducto. Según ha detallado el Parlamento Europeo, las importaciones de GNL ruso deberán terminar, como muy tarde, el 31 de diciembre de 2026, mientras que el gas transportado por tuberías se extenderá, como máximo, hasta el 1 de noviembre de 2027.
La prohibición de nuevas importaciones se aplicará seis semanas después de la entrada en vigor del nuevo reglamento. A partir de ese momento, quedará un periodo transitorio para ir apagando los contratos ya existentes y evitar tensiones en el suministro.
Contratos a corto y largo plazo
Para los contratos de suministro a corto plazo firmados antes de junio de 2025, el periodo de transición se prolongará hasta abril de 2026 en el caso del GNL ruso y hasta junio de 2026 para el gas transportado por gasoducto.
En cuanto a los contratos a largo plazo de GNL, la fecha límite se fija en el 1 de enero de 2027. A partir de ese día, las empresas europeas ya no podrán seguir importando gas natural licuado procedente de Rusia bajo esos acuerdos.
Los contratos de gas a largo plazo suministrado por gasoducto tendrán una fecha de corte aún más tardía: el 30 de septiembre de 2027. El texto contempla, no obstante, una posible prórroga de un mes, hasta el 1 de noviembre, si algún país no alcanza los niveles mínimos de reservas de gas exigidos para afrontar el invierno con seguridad.
Compromiso para eliminar el petróleo ruso antes de 2028
El pacto político alcanzado de madrugada confirma también el compromiso de la Comisión Europea de eliminar progresivamente todas las importaciones de petróleo ruso que todavía llegan al mercado comunitario para finales de 2027.
La negociación ha estado marcada por la presión de algunos estados miembros, en especial Hungría, que ha insistido en la necesidad de mantener cierto flujo de crudo ruso por motivos de seguridad energética. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha llegado incluso a tratar esta cuestión con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, según han señalado fuentes diplomáticas.
Bruselas presentará una propuesta legislativa específica sobre el fin del petróleo ruso a principios del año que viene, con el objetivo de traducir este compromiso político en normas vinculantes.
Independencia energética y menos ingresos para Moscú
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha celebrado el acuerdo como un punto de inflexión tras años de fuerte dependencia energética de Rusia.
“Estamos pasando esa página y lo hacemos para siempre. Esta es la aurora de una nueva era, la era de la plena independencia energética de Europa respecto a Rusia”, ha declarado ante la prensa.
Von der Leyen ha recordado que, antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el gas ruso representaba en torno al 45 % del suministro de gas a la UE. Ahora, según sus datos, esa cuota se ha desplomado hasta el 13 %. En el caso del petróleo, la dependencia ha pasado del 26 % al 2 %, mientras que el carbón ruso, que llegó a suponer más de la mitad del consumo europeo, se ha reducido al 0 %.
Bruselas subraya que esta estrategia no solo persigue reforzar la autonomía energética de la Unión Europea, sino también recortar de forma drástica los ingresos que el Kremlin obtiene de la venta de combustibles fósiles y que utiliza para financiar la guerra en Ucrania.
Planes nacionales de diversificación y excepciones
El texto pactado obliga a los estados miembros a presentar, como tarde el 1 de marzo de 2026, planes nacionales de diversificación en los que detallen las medidas previstas para sustituir el gas y el petróleo rusos por otras fuentes y proveedores.
Solo quedarán exentos de esta obligación aquellos países que acrediten que ya no compran combustible ruso, ni de forma directa ni indirecta, en el momento en que la normativa entre en vigor.
Además, las nuevas adquisiciones de gas y petróleo ruso quedarán sometidas a un régimen de autorización previa. Cualquier intención de comprar gas ruso deberá notificarse a la Comisión Europea con al menos un mes de antelación, mientras que para suministros de otros productores el plazo de aviso previo se reduce a cinco días.
Los estados miembros también tendrán que informar a Bruselas, en las semanas posteriores a la entrada en vigor del reglamento, si mantienen vigentes contratos con proveedores rusos o si tienen prohibiciones legales nacionales relacionadas con el suministro de gas desde Rusia.
Con este paquete, la Unión Europea busca consolidar en ley el giro energético acelerado que inició tras el estallido de la guerra en Ucrania y blindarse ante posibles chantajes o cortes de suministro en los próximos inviernos.