La Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), creada a inicios de 2023 para gestionar crisis como incendios y catástrofes naturales, fue suprimida apenas unos meses después de su aprobación. Su eliminación, bajo el nuevo gobierno de la Generalitat Valenciana, ha desatado un intenso debate en la Comunidad Valenciana tras el paso de la DANA, que dejó un saldo devastador de pérdidas humanas y daños materiales en la región. ¿Qué era la UVE y por qué su corta vida sigue generando controversias?
Creación de la UVE: La apuesta de Ximo Puig por una respuesta ágil y coordinada
La UVE fue anunciada como un proyecto emblemático del anterior gobierno autonómico, liderado por Ximo Puig, con el objetivo de mejorar la capacidad de respuesta ante catástrofes en la Comunidad Valenciana. Su propósito era crear un organismo dedicado exclusivamente a la gestión de emergencias, bajo la dirección de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), un órgano dependiente de la Conselleria de Justicia e Interior. La idea detrás de la UVE era dotar a la Comunidad Valenciana de una unidad centralizada, especializada en la coordinación y actuación rápida frente a situaciones críticas.
Las funciones de la UVE
Las competencias de la UVE incluían la intervención en incendios forestales, emergencias meteorológicas, crisis sísmicas y desastres como maremotos. Además, se planeaba que colaborara en situaciones de emergencia social en coordinación con los organismos pertinentes, reforzando la capacidad de respuesta de los cuerpos de emergencias autonómicos y municipales. Este enfoque amplio, de acuerdo con el diseño inicial, le permitiría movilizar recursos y personal rápidamente en toda la comunidad y, en casos excepcionales, también fuera de sus fronteras, al igual que lo hace la Unidad Militar de Emergencias (UME) en el ámbito nacional.
La UVE también pretendía convertirse en un brazo logístico y tecnológico, con la capacidad de ofrecer apoyo a otros cuerpos de emergencias en tareas de análisis y coordinación, y se proyectaba que contara con una estructura de mando y control autónoma que garantizara una gestión eficiente y rápida durante situaciones de crisis.
Los primeros pasos: Planificación y expectativas
Aprobada oficialmente en febrero de 2023, la creación de la UVE fue recibida con esperanza por algunos sectores, especialmente en el contexto de los cambios climáticos que están afectando cada vez más a la región mediterránea. No obstante, a pesar del impulso inicial, su operatividad estaba prevista para febrero de 2024, ya que el plan requería de un periodo de adaptación, estructuración y adquisición de recursos.
Para que la UVE funcionara plenamente, era necesario reclutar y formar personal especializado, así como adaptar infraestructuras y equipamiento existentes en otros cuerpos de emergencias de la Generalitat Valenciana. Estos ajustes requerían tiempo y recursos, y la planificación para la UVE contemplaba inicialmente un año de preparación antes de poder desplegarse en el terreno.
Críticas iniciales: Sindicatos y oposición denuncian duplicidad y coste
Desde el momento de su anuncio, la creación de la UVE fue objeto de críticas. Varios sindicatos de bomberos y sectores de la oposición cuestionaron la necesidad de una unidad que, según afirmaban, duplicaba funciones ya cubiertas por los consorcios de bomberos de la Generalitat y los cuerpos municipales de las principales ciudades. Argumentaban que, en lugar de crear un nuevo organismo, los recursos podían destinarse a fortalecer y modernizar las unidades ya existentes.
Los sindicatos denunciaban que la UVE, lejos de mejorar la coordinación, corría el riesgo de generar confusión y falta de eficiencia en las operaciones. Argumentaban que la coordinación en situaciones de emergencia debía basarse en estructuras ya establecidas, en lugar de crear nuevas instancias que, en su opinión, solo añadían complejidad a una red de emergencia ya operativa y familiarizada con el territorio.
Además, el proyecto fue señalado por algunos sectores como una medida de “marketing político” sin una base técnica sólida que justificara su creación. Desde la oposición se cuestionó si esta unidad era realmente necesaria o si respondía a intereses políticos y electorales del gobierno de Puig.
La derogación de la UVE: La nueva Generalitat da marcha atrás
Con el cambio de gobierno en junio de 2023, cuando Carlos Mazón asumió la presidencia de la Generalitat con un ejecutivo compuesto por PP y Vox, la UVE fue uno de los primeros proyectos en ser cancelados. En noviembre del mismo año, la consellera de Justicia e Interior, Elisa Núñez, anunció la derogación oficial de la UVE por considerar que este organismo añadía “más complejidad a la gestión de emergencias” sin aportar mejoras significativas.
Según Núñez, la UVE era un proyecto que implicaba un coste considerable y no ofrecía un valor añadido real, ya que no iba a incrementar los efectivos sobre el terreno ni los recursos materiales. “No es más que una duplicidad que complica y entorpece el sistema de emergencias actual”, sostuvo la consellera en su comunicado oficial.
El gobierno autonómico aseguró que su enfoque estaría en reforzar las unidades de bomberos existentes y en mejorar la colaboración con la UME y otros organismos de rescate en lugar de crear un nuevo organismo que, según ellos, no traería beneficios claros y generaría un gasto innecesario.
Críticas tras la derogación de la UVE y el paso de la DANA
Con la llegada de la DANA y las graves inundaciones que afectaron a las comarcas de Utiel-Requena, la Ribera y l’Horta Sud, dejando un saldo trágico de al menos 95 fallecidos, el debate sobre la derogación de la UVE ha vuelto a surgir en la opinión pública y en redes sociales. Muchos ciudadanos y figuras políticas han cuestionado si la UVE podría haber jugado un papel crucial en la coordinación de los esfuerzos de rescate y en la distribución de recursos, minimizando las pérdidas humanas y materiales.
La ausencia de una unidad específica de emergencias autonómica ha sido señalada como un factor que podría haber ralentizado la respuesta inicial y la coordinación entre las distintas unidades. En redes sociales, se ha criticado al actual gobierno por no haber mantenido la UVE en una región que enfrenta de forma recurrente catástrofes naturales, sobre todo inundaciones e incendios forestales.
La postura de la Generalitat: La UVE como “organismo ficticio” y alternativa de refuerzos
En respuesta a las críticas, el actual gobierno de Mazón ha defendido su decisión afirmando que la UVE nunca fue operativa y que, en realidad, era solo “un organismo ficticio más”. Según la Generalitat, la unidad no disponía de medios materiales, ni bomberos adicionales, ni infraestructura propia para actuar de manera autónoma. En palabras de la administración actual, la UVE “no mejoraba ni ampliaba ningún servicio de emergencias” y no pasaba de ser una estructura administrativa sin verdadera utilidad operativa.
Las mismas fuentes han subrayado que la UVE estaba diseñada únicamente para crear puestos de mando intermedio sin funciones prácticas, según los informes internos del gobierno actual. En su lugar, aseguran que han apostado por reforzar los cuerpos ya existentes de bomberos forestales y por destinar recursos a mejorar la colaboración con los servicios de emergencias de las diputaciones y los equipos de seguridad del Estado.
Para el actual conseller de Infraestructuras, Vicente Martínez Mus, “la clave no es crear más organismos, sino fortalecer y optimizar los ya existentes” con un enfoque práctico y realista de cara a las emergencias. Martínez Mus considera que, en este sentido, la respuesta a la DANA no habría sido diferente con la UVE, ya que “los verdaderos operativos siguen siendo los bomberos, la UME y la Guardia Civil”.
Reflexiones y cuestionamientos futuros: ¿Es necesaria una unidad autonómica de emergencias?
La supresión de la UVE y los debates que han resurgido tras la DANA plantean la pregunta sobre si la Comunidad Valenciana necesita realmente una unidad específica de emergencias que opere a nivel autonómico. Por un lado, quienes apoyan la idea creen que una unidad centralizada y bien equipada podría mejorar significativamente los tiempos de respuesta y la eficiencia en la gestión de emergencias en una región vulnerable a fenómenos climáticos extremos. Por otro, quienes se oponen consideran que lo esencial es aprovechar y reforzar los recursos ya disponibles sin incrementar la burocracia.
El paso de la DANA ha dejado lecciones dolorosas y ha evidenciado, una vez más, la importancia de contar con sistemas de emergencias robustos y coordinados. En medio de estos desafíos, la Comunidad Valenciana se enfrenta ahora al reto de decidir cuál es el modelo más adecuado para proteger y asistir a sus ciudadanos en momentos de crisis.
¿Crees que la UVE podría haber hecho una diferencia en la gestión de la DANA? ¿Es necesario un organismo específico de emergencias en la Comunidad Valenciana, o es preferible mejorar la coordinación entre los servicios ya existentes?