Un nuevo virus destruye los cultivos de Panamá, país que exporta el 82 por ciento de la variedad Cavendish. Científicos buscan una solución a tiempo, pero se muestran pesimistas
Respecto a la fruta más popular del mundo, la historia se está repitiendo con la variedad panameña de bananas ante un nuevo riesgo de extinción por un potente fungicida que evadió los controles de cuarentena y se esparce a través de Sudamérica, África, Medio Oriente y Australia.
Según un nuevo estudio realizado por investigadores de Holanda, el salto interoceánico ya es inevitable. En Panamá se genera el 82 por ciento de las bananas Cavendish, la variedad más popular del mundo, explicó un artículo del portal TechInsider.
La amenaza es la enfermedad de Panamá, el mismo hongo regado por el suelo que casi hizo desaparecer la original banana favorita, la Gros Michel, en la década de 1960. Sus efectos fueron descubiertos por primera vez allá por 1876, cuando un marchitamiento se informó en cultivos de plátano australiano. En 1890, los mismos síntomas aparecieron en cultivos Gros Michel de Costa Rica y Panamá, y 20 años más tarde, fue finalmente atribuido al hongoFusarium oxysporum f.sp. cubense (Foc).
Este hongo es muy eficiente en infectar cultivos de plátano y, cuando lo hace, es devastador. Transmitido a través de suelo y agua, F. oxysporum puede permanecer latente en el suelo durante un máximo de 30 años y es prácticamente imposible para los productores saber que está en sus cultivos sin hacer pruebas rigurosas. Una vez que se engancha a un huésped adecuado, encuentra su camino hacia el sistema de raíces y viaja hasta los vasos del xilema, principales transportadores de agua de una planta.
Desde allí, las redes de hongos en el sistema vascular de la planta provocan que se marchite rápidamente y tome un color amarillo-marrón por la falta de agua. La planta luego muere muy rápidamente por la deshidratación.
Antes de que los agricultores sepan qué les ocurría, la enfermedad de Panamá se extendió por la mayor parte de los cultivos de banana Gros Michel del mundo, destruyéndolos, excepto en ciertas partes de Tailandia, donde las pequeñas plantaciones mantienen viva esa variedad.
“Afortunadamente, hubo un remedio: la banana Cavandish –mantenida como un interesante espécimen en jardines botánicos de Reino Unido y Honduras– fue identificada como un resistente sustituto de la Gros Michel”, explicaron investigadores de la Universidad de Wageningen. “Surgió un nuevo clon que, junto con novedosas técnicas de cultivo, ayudó a salvar y globalizar la producción de banana”.
Pero ahora la enfermedad de Panamá está de vuelta, en forma de una nueva cepa llamada VCG01213 o raza tropical 4 (TR4). El equipo científico holandés dirigido por la investigadora Nadia Ordonez confirmó que TR4 es un clon de la original enfermedad de Panamá y es solo ella la que está provocando la actual extinción de Cavandish en todo el mundo.
“Sabemos que el origen de TR4 está en Indonesia y que se extendió desde allí, muy probablemente por primera vez en Taiwán y luego en China y el resto del sudeste asiático”,explicó el científico Gywnn Guilford. Él dice haber identificado el hongo mortal en Pakistán, Líbano, Jordania, Omán, Mozambique y en el noreste de Australia.
Para los productores bananeros, esto no es noticia, pero el estudio finalmente ha confirmado las sospechas que han estado flotando desde la década de 1980; la Cavendish pudo haber sido inmune a la enfermedad de Panamá pero es muy susceptible a la TR4. Y el hecho de que las bananas Cavendish son clones sin semillas significa que hay cero diversidad genética en todo el mundo para permitir el desarrollo de otra variedad resistente.
¿Y ahora qué? Como informó Guilford, las bananas no van a desaparecer de un día para el otro, pero con el tiempo la cantidad disponible se reducirá si las cosas no cambian rápido. “Se necesita tiempo para que la TR4 se extienda. Pero una vez que se arraiga, la caída es inevitable”, dijo. Y agregó: “Taiwán, por ejemplo, exporta alrededor del 2 por ciento de lo que vendía en la década de 1960, cuando la TR4 fue descubierta allí”.
La solución no es fácil, con Ordonez y su equipo sugiriendo “cambios de estrategia drásticos”. Lo más importante que puede hacer la comunidad internacional es eliminar los cultivos infectados y, para que esto sea realista, los científicos tienen que inventar una nueva prueba de diagnóstico que detecte rápidamente la enfermedad en las plantaciones. También hay que empezar a considerar seriamente el desarrollo de un reemplazo a la variedad Cavendish.
“El desarrollo de nuevos tipos de banana, sin embargo, requiere grandes inversiones en investigación y desarrollo y el reconocimiento de ese fruto como alimento básico global”, concluyen los investigadores. Pero lo esperado es que se pueda hacer algo antes que sea demasiado tarde.