El poema Scachs d´amor tema central de la Falla Tio Pep
Valencia Noticias | José A. Garzón. Junto al poder lúdico y festivo del universo fallero, está, es bueno recordarlo, la visión crítica y alegórica de la sociedad, que plasman sus artistas en tan llamativos monumentos.
Cuando además hay un marcado enfoque reivindicativo, el papel de las Fallas se vuelve trascendente.
Esta edición viene jalonada por ser la primera tras el reconocimiento, por parte de la Unesco, de la fiesta valenciana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La céntrica Falla Tio Pep (en el enclave, Plaza de la Reina, y calles de la Paz y San Vicente) rinde una magnífico homenaje a otro patrimonio valenciano, español, que trasciende nuestra fronteras y desde luego que es también “inmaterial”.
El monumento, obra del artista José Ramón Devís, y con guión de Luis Fernández y Kike Molina, nos recuerda el nacimiento del ajedrez moderno en Valencia, a finales del siglo XV.
La Falla rememora que, en torno a 1475, Valencia, indiscutible capital comercial y cultural de la Corona de Aragón y una de las ciudades más importantes de Europa, vivía su época dorada.
En este contexto, tres poetas valencianos escribieron un bello poema alegórico titulado Scachs d’amor, donde describen por primera vez el movimiento de la Reina o Dama en el juego del ajedrez.
Francí de Castellví, Bernat Fenollar y Narcís Vinyoles, que así se llamaban los tres literatos, promueven y legislan la nueva forma de jugar, el ajedrez de la dama, cuyas reglas son las que se utilizan actualmente. Valencia es la cuna del ajedrez moderno.
Podemos ver como imagen central, coronando el monumento, a la nueva y poderosa dama, expulsando del tablero al viejo visir, firzán de los árabes, alferza o alférez mayor en los tiempos de Alfonso X el Sabio (1283). Esa lucha simboliza de forma hermosa, ese periodo de transición entre el viejo ajedrez medieval, y la nueva forma de jugar, plasmada y descrita en preciosos versos alegóricos en Scachs d´amor, el texto fundacional del ajedrez actual.
Los 3 poetas, Fenollar, Vinyoles y Castellví tienen también un papel preeminente en la Falla, pues sostienen el tablero, la nueva legislación, la pesada carga que todo gran cambio conlleva, y que a menudo tienen que soportar sus impulsores.
Evidentemente la Falla Tio Pep da un paso más, o si se quiere, realiza una excelsa maniobra en tan singular partida.
El espíritu de los poetas de Scachs d´amor se traslada al siglo XXI, en procura de nuevas leyes que transformen nuestra sociedad, a menudo muy conservadora, proclive al sectarismo y la intransigencia.
En unos días las Fallas, incluida la que nos ocupa, sucumbirán al fuego renovador, que sin embargo no hará mella a las ideas y magnífica concreción de las mismas, que apresa la Falla Tio Pep. Los falleros, en breve, volverán a prepararse para su próxima partida; nuevas ideas, nuevos retos.
Como millones de jugadores de los cinco continentes, que volverán a entablar las piezas, en un rito que ya casi tiene cinco siglos y medio, incesante, creativo, español, valenciano, pero sobre todo universal.
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