Angelica Kenova es modelo, tiene 26 años, vive con su familia en Rusia y dice que nunca pasó por el quirófano. Pero tiene un problema: carece de voluntad propia y es manipulada como un juguete
manipulada como un juguete
“Me han criado como una princesa, nunca me han dejado salir ni tener novio. Así que no estoy preparada para la vida real, sólo soy una muñeca”, dice Kenova, que se hace llamar la “Barbie rusa”.
A diferencia de Valeria Lukyanova, el primer caso de una joven que se hizo famosa por ser una reproducción en carne y hueso de la popular muñeca de Mattel, afirma que no se sometió a ninguna cirugía.
Pero no fue casualidad que haya terminado con un aspecto tan parecido: fue el resultado de un plan digitado por sus padres, que la controlan como a una marioneta.
Natalia y Evegniy Kenova la prepararon desde que nació para que fuera una copia fiel de Barbie. Le compran la ropa indicada, la peinan de esa manera y hasta la hacen entrenar tres horas por día con un preparador físico, para que modele su cuerpo.
“Barbie es ídolo y modelo para seguir de muchas niñas, así que estoy agradecida de que para mí sea algo natural”, asegura la joven.
El control al que la someten sus padres es completamente enfermizo. No sólo por lo estricto de la dieta y de los entrenamientos, sino porque no quieren quedar fuera de ningún aspecto de su vida. Eso incluye su relación con lo hombres.
“Siempre tengo que hacer reserva para tres para que mi madre pueda sentarse con nosotros, así que en realidad nunca he tenido un novio. Todos los chicos que conozco son, simplemente, amigos”, dice.
En pocas palabras, no tiene vida propia. “Debería ser independiente, pero mis padres insisten en que viva con ellos. Quiero a mi familia y no quiero decepcionarlos”, concluye.