La historia temprana de los dinosaurios continúa sin aclararse del todo debido a un registro fósil muy limitado en el tiempo y el espacio. Científicos de Argentina, Brasil y EE UU han datado –con un sistema radioisotópico de alta precisión– las secuencias del estrato terrestre que marcan la frontera entre el origen de los dinosaurios y sus predecesores, hasta determinar que los primeros aparecieron relativamente pronto después de sus parientes más cercanos.
Un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), ha determinado que el tiempo transcurrido entre la aparición de los familiares de los dinosaurios tempranos y el origen de los primeros dinosaurios es mucho más corto de lo que se creía anteriormente.
“Descubrir que estos familiares de los dinosaurios tempranos eran geológicamente mucho más jóvenes de lo que antes se pensaba fue algo totalmente inesperado”, dice Randall Irmis, profesor asociado de paleontología en el Museo de Historia Natural de Utah ( EE UU) y coautor del trabajo que publica la revista PNAS.
“Descubrir que estos familiares de los dinosaurios tempranos eran geológicamente mucho más jóvenes de lo que se pensaba fue algo inesperado”, dice Irmis
El equipo de Irmis fue el encargado de realizar las mediciones de isótopos radiactivos de los sedimentos de la Formación Chañares (Argentina), famoso por sus fósiles de familiares de dinosaurios tempranos.
Este hallazgo no solo coloca una nueva línea de tiempo en la conexión entre los familiares de los dinosaurios y su origen en la formación geológica argentina donde se realizó la datación de los estratos fósiles, sino también en otras formaciones de todo el mundo.
El equipo encontró que el yacimiento y, por tanto, los fósiles encontrados en el mismo, tenían una antigüedad de entre 234 a 236 millones de años, esto implica una estimación de entre cinco y diez millones más joven que la evaluación previa –se consideraban del Triásico Medio–.
Un cementerio de dinosauromorfos en La Rioja argentina
La Formación Chañares es una de formación geológica de aproximadamente 75 metros de espesor formada por sedimentos depositados por ríos, arroyos y lagos durante el período Triásico, en la actual provincia de La Rioja, al noroeste de Argentina.
“Entre las formaciones geológicas que contienen fósiles del Triásico, la Formación Chañares es un clásico. Contiene una variedad de especímenes fósiles completos de los primeros dinosauromorphs, que son esencialmente de tías, tíos y primos de los dinosaurios”, añade Irmis.
“Entre las formaciones geológicas que contienen fósiles del Triásico, la Formación Chañares es un clásico”, añade el científico
En la actualidad, el paisaje de esta formación parece una reminiscencia del desierto del sur de Utah en EE UU. Antes, cuando los dinosauromorfos vagaban por estas tierras, eran más tropicales y exuberantes. En ese momento la Tierra estaba en un estado ‘invernadero’, extremadamente cálido, sin casquetes polares y con altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
“La Formación Chañares contiene tobas, o cenizas volcánicas, que se pueden fechar con gran precisión. Así que en esta cuenca, no solo hay muchos restos de alta calidad y fósiles completos que nos permiten identificar fácilmente los taxones, sino también hay tobas en el medio que nos permiten datar la columna completa”, dice Claudia A. Marsicano, autora principal del estudio en la Universidad de Buenos Aires.
Dataciones de alta precisión
Las muestras de rocas que se recogieron incluyen ceniza volcánica de las erupciones que tuvieron lugar, al mismo tiempo, que se depositaban los sedimentos. Las muestras fueron trituradas para extraer cristales de circón de esta ceniza.
Si estos cristales formados durante el período Triásico solo incorporan uranio, con el tiempo, este se descompone en plomo en una tasa exacta que se conoce. Mediante la medición de la proporción de uranio y plomo en cada cristal de circón, gracias a espectrómetro de masas –un instrumento que separa los elementos e isótopos en masa y la concentración– los investigadores fueron capaces de determinar la edad precisa de los cristales.
“Si se desea restringir un evento evolutivo importante, como el comienzo de un grupo o la diversificación, la metodología tiene que tener un margen de error es mucho más pequeño. Para algo que sucede en el transcurso de unos 600 millones de años, un error de entre tres y cuatro millones de años no es estadísticamente significativo. Pero si algo sucede en el transcurso de entre 10 y 12 millones de años, como la diversificación de un grupo, un error de este tipo es un gran problema”, añade Marsicano.
Referencia bibliográfica:
Claudia A. Marsicano, Randall B. Irmis, Adriana C. Mancuso, Roland Mundil y Farid Chemale. “The precise temporal calibration of dinosaur origins”, PNAS 6 diciembre de 2015